Todo estaba listo. Aunque con un explicable retraso de casi una hora porque el tráfico era un caos (ya se sabe, en esta ciudad, una marcha antecede una marcha, que precede otra marcha, que...), por fin iniciaba el acto con el que se conmemoraban los 50 años de creación del Museo Nacional de Antropología.
Sin embargo, la lluvia interrumpió el discurso del presidente del Patronato del Museo Nacional de Antropología, Marcos Fastlicht, que anunciaba el concierto de los violonchelistas Yo-Yo Ma y Carlos Prieto, acompañados por la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por Carlos Miguel Prieto. Tláloc había despertado y durante un buen rato interrumpió el concierto a beneficio del patronato.
Luego de un retraso que obviamente no estaba programado, la ceremonia continuó y Fastlicht continuó con su discurso, en el que ensalzó la importancia del recinto, al que calificó como uno de los diez museos emblemáticos del planeta. Aseguró que, tomando en cuenta el elevado número de visitantes que recibe el museo, en Chapultepec la "recreación también es cultura". Habló sobre las remodelaciones, adecuaciones y restauraciones que han sido posibles gracias al patronato. Agradeció a Carlos Prieto y a su hijo Carlos Miguel por haber hecho posible el concierto en el que se esperaba con ansia la presencia de Yo-Yo Ma. "Será una noche inolvidable", aseguró.
La ceremonia continuó con el discurso de María Teresa Franco, directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, quien recordó que durante su inauguración, el museo presentó un concierto con la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por Carlos Chávez. Reconoció en Yo-Yo Ma a un músico que apoya "la diversidad cultural", así como la entrega de Carlos Prieto al impulso de la cultura en nuestro país.
Guillermo Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, indicó que al mismo tiempo que el Museo Nacional de Historia se construyeron otros cinco recintos museísticos, una notable inversión cultural. "Todos tenemos una huella en el Museo Nacional de Antropología", dijo, y recordó que Adolfo López Mateos le encomendó al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez que quería un sitio en el que los visitantes se sintieran, al salir, "más orgullosos de ser mexicanos".
El concierto inició con la Sinfonía No. 49 de Joseph Haydn, conocida como La pasión, lo que dio la oportunidad de testificar que el sistema de sonido estaba bien balanceado (lo que no siempre ocurre en actos al aire libre). La lluvia, que no cesaba del todo, acompañada con su rítmico golpeteo el tema que las cuerdas presentaban en el adagio.
Carlos Prieto contó que la Suite para dos violonchelos y dos guitarras, del compositor mexicano Samuel Zyman, fue encargada por sugerencia de Yo-Yo Ma. En un viaje que hicieron junto con sus esposas por España, el chelista se había maravillado con la música de Andalucía y quería tocar con su amigo mexicano una obra que tuviera esos aires flamencos. Así se comisionó la obra a Zyman, de quien ambos músicos estrenaron su Suite para dos violonchelos.
One, two, three..., fue la cuenta con la que Yo-Yo inició el estreno de la suite, una obra en la que los espacios para solistas y acompañantes son repartidos equitativamente entre chelos y guitarras. Durante el segundo movimiento la lluvia arreció de nueva cuenta, acentuando el sonido melancólico de este pasaje. La lluvia, más una sonorización que resultó deficiente al momento de amplificar las sutilezas de los chelos, condujo una obra que, en su último movimiento, emulaba los tacones de las bailaoras de flamenco.
El primer concierto para violonchelo y orquesta de Haydn, fue el vehículo de lucimiento de Yo-Yo Ma, que lució más relajado, incluso juguetón con sus compañeros de orquesta y el director Carlos Miguel Prieto. De encore, una pieza a chelo solo, tocada con maestría, pero como si fuera un juego. Fue el postrer regalo a quienes, pese a la lluvia, celebraban con música los 50 años del Museo Nacional de Antropología.