Ernst Nolte, uno de los más célebres y controvertidos historiadores de Alemania, quien trató de demostrar la interdependencia entre el comunismo, el fascismo y el nazismo, murió ayer a los 93 años, según anunció su familia.
Nolte fue quien, a mediados de los años ochenta del siglo pasado, dio inicio a la famosa “guerra de los historiadores alemanes” después de publicar un artículo titulado “Un pasado que no quiere pasar”, en el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung.
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Su principal tesis, según la cual el nacionalsocialismo de Adolfo Hitler habría sido una reacción a la “amenaza existencial” que significaba la Revolución rusa y sus crímenes masivos,provocó la reacción indignada de varios intelectuales, como el destacado filósofo Jürgen Habermas, quien llegó a acusarlo de intentar liberar a los alemanes de su responsabilidad histórica, lo que marcó el inicio de una larga polémica al respecto.
El vínculo causal que Ernst Nolte estableció entre el Gulag y Auschwitz le valió muchas críticas, en las que se le acusó de minimizar los crímenes nazis y despertó sospechas de revisionismo, de las que, sin embargo, siempre se defendió.
Nacido en Witten, en el oeste de Alemania, en enero de 1923, Ernst Nolte se formó en la tradición filosófica de Martin Heidegger y enseñó durante muchos años en la Universidad Libre de Berlín. Entre sus obras más destacadas figura El fascismo en su época, un análisis de la naturaleza de ese régimen, gracias al cual se dio a conocer en los años sesenta del siglo pasado, y La guerra civil europea, 1917-1945. Nacionalsocialismo y bolchevismo, que apareció a finales de los años ochenta —hasta la década siguiente fue traducido al español—.
ASS