La bandera de Cuba ondea en una cuadrícula de mosaicos en tanto un hombre robusto y de piel de ébano avanza con parsimonia dejando su sombra diminuta sobre una pared aguamarina.
La fotografía fue realizada por Carlos T. Cairo y esta imagen fue la que Leonardo Padura eligió para la portada de su más reciente libro, “Ir a La Habana”, que al cierre de su gira en México se presentó en Torreón, en el Teatro del Instituto de Música de Coahuila (INMUS), abarrotado por personajes de la vida cultural, pero también por admiradores de la obra del escritor.
Junto al ex alcalde, Eduardo Olmos Castro, y el escritor coahuilense Luis Jorge Boone, Leonardo Padura, se congratuló de contar con la amistad de Ricardo y Lucrecia Santibánez, quienes le extendieron la invitación para concluir su gira en la ciudad norteña que desde su fundación, ha albergado las esperanzas y sueños de migrantes connacionales y extranjeros.
Su pluma
Leonardo Padura ha concentrado su energía literaria en formatos como el periodismo, el guionismo y la novela a la que desde 1980, le dedica la mayor parte de su tiempo con una disciplina que le permite entregarse a los textos a partir de las seis de la mañana y dedicarle profuso tiempo.
Previo al encuentro literario, en entrevista para MILENIO, recuperó el recuerdo de sí mismo y los motivos que lo llevaron a escribir sobre La Habana, territorio en el cual se desarrolló de frente a una familia multicultural al tener una madre creyente que se amparaba a la imagen de una vírgen católica, y un padre masón que compartía el conocimiento con sus vecinos que podrían ser tan diversos como un hombre pelirrojo que se encargaba de recolectar la basura, y un médico negro al que le temía de niño porque era quien lo inyectaba.
“Yo llegué a la literatura tal vez de una forma un poco casual, un poco rocambolesca porque yo quería ser periodista pero no pude estudiar periodismo ese año que yo terminé mis estudios preuniversitarios. La carrera de periodismo no abría, no abría la matrícula, y entonces fui a estudiar letras en la Escuela de Letras, empecé a interesarme por la literatura, no sólo como estudio sino también como práctica, y ahí empecé a escribir".
“A partir de los años ochenta, me gradúo en el año 1980 en la universidad. He trabajado como periodista durante 15 años en periódicos y revistas culturales, en diarios, pero siempre escribiendo. Y nada, en los años ochenta publiqué mi primera novela y mi primer libro de cuento y mis dos primeros libros de ensayo”.
Constante escritura
Fue en la década de los noventa cuando Padura comenzó a escribir de manera mucho más sostenida y en el año 1996, afirma, se hizo escritor, un artista independiente. Fue en ese momento que reconoció que ya era un profesional. Y luego ganó un premio en España que se llama Café Guijón y entró en el catálogo de la editorial Tusquets”.
Su primer libro se publicó así en 1997 y desde entonces suma ya 18 títulos y en sus propias palabras su desarrollo literario es un in crescendo en cuanto a las posibilidades de contar historias y publicar, y al mismo tiempo a la relevancia que ha cobrado su trabajo.
“Eso me ha permitido tener premios como el Premio Nacional de Literatura de Cuba o el Premio Princesa de Asturias de las Letras, que son premios importantes para Cuba y el otro a nivel universal. Y nada, soy un trabajador soy una persona que se levanta todos los días antes de las siete de la mañana y a las siete y media ya está sentado frente a la computadora escribiendo seis horas todos los días, de lunes a domingo. Y cuando no estoy escribiendo estoy haciendo trabajo de promoción, que es parte del trabajo”.
Ir a La Habana
Sobre “Ir a La Habana” habló de su estructura. Tiene un cuerpo central que es un ensayo que está intercalado con fragmentos de novela, y en una segunda parte recuperó reportajes y crónicas periodísticas. El libro se acompaña de postales de La Habana.
“Mi literatura ha tratado de reflejar la realidad cubana y ha utilizado los recursos muchas veces de la novela policial, otras veces de la novela histórica, otras veces de la novela a secas pero siempre con la intención de intentar escribir una crónica de lo que ha sido la vida contemporánea cubana en estos años”.
Cuba, tierra de escritores
En la presentación Luis Jorge Boone dijo que Cuba es un territorio literario que cuenta con grandes nombres de poetas, novelistas, ensayistas y cuentistas. Padura es uno de esos nombres con que se ha alimentado la tradición literaria de latinoamérica y del mundo. Sobre “Ir a La Habana”, dijo que se trata de un viaje sentimental por la historia y los espacios urbanos de la capital cubana en el que el escritor conduce a través de una galería de anécdotas familiares, personajes privados y públicos.
“Un recorrido que lo conformaron como persona y escritor, como ciudadano y periodista. Este libro está emparentado en tono y materiales con otro del autor cuyo título es Agua por todas partes".
“En ambos, la historia del aprendizaje del escritor y el devenir de su país y la sociedad cubana, se solapan, mezclándose. Escribir, dice el autor, desde la pertenencia, la cercanía y la intimidad, propia de quien habita el lugar donde nació y creció, es una decisión que ha moldeado a un autor que con sus páginas nos ha llevado a todos a experimentar en la cabeza ajena de la ficción de una manera cercana y generosa como solo el arte nos puede ofrecer su universo privado”.
Por su parte, Eduardo Olmos Castro dijo que conoció a Leonardo Padura en los años noventa y no le fue difícil ser admirador de su literatura así como de su icónico personaje Mario Conde.
“Como polvo en el viento es un libro que explora las heridas y las nostalgias de la diáspora cubana, y hoy al presentar Ir a La Habana, siento que cerramos parte de un círculo literario porque si aquella novela es de los que se fueron, esta novela es sobre sobre los que se quedan, sobre los que permanecen. En muchos sentidos es la misma cara de la misma moneda. Ir a La Habana es acudir a un recorrido de la mano de un gran conocedor ”.
ACA