El saludo al micrófono es puntual, con un recinto lleno, invitados aún llegando y Don Rubén caminando por los pasillos.
Saluda desde lejos a los que puede, recibe a los que alcanza y así, escucha todo lo que le refieren en el podio del salón Cibeles del Deportivo Español.
Al fondo del escenario ambientado a media luz sobre un enorme espacio que precede a una salita de estar que poco se ocupará, el proyector refleja a gran escala la portada de "La felicidad como diseño", el décimo sexto libro de Rubén Núñez de Cáceres.
"Realmente Rubén es un niño, un joven y un adulto a la vez" dice la presentadora que entrega al micrófono a uno de los invitados especiales, el rector de la zona norte del Tec de Monterrey,Víctor Gutiérrez Aladro, quien también hizo el prólogo.
"Y como siempre, ahí está nervioso camine y camine" bromea junto al protagonista de la noche que pasa de un pasillo a otro, se sienta un minuto y vuelve a caminar.
Le resalta el sentido humano, y de esto Núñez de Cáceres sabe como director del Centro de Valores Humanos de la institución.
"Se que este no será tu último libro".
Luego viene el glosario de Juan José Villela. Ese tal Villela sí usa la salita y en ella evoca paso a paso, quedándose en algunos planos por placer, la lectura asimilada del libro de Don Rubén, la reflexión a la vida, rebuscando el concepto de felicidad.
"Me felicito y me encanto a mi mismo por esa oportunidad que me da Rubén" cita previo a su reflexión "me movió... antes de leer el libro tenía mi visión propia de la vida, que desde el momento de nacer, o en la palabra correcta, de parir, el objetivo era ser feliz".
Resalta, además del complejo análisis de las citas de grandes filósofos a los que evoca, el capítulo 2, en la que ahonda en la felicidad del hombre como resultado de una ecuación entre el hedonismo y eudemonismo".
Martha Izaguirre en su ponencia y también en un sofá, poetiza y desmenuza las palabras escritas en el doceavo de Núñez de Cáceres.
"Rubén no deja de sorprenderme" luego y después de subrayar su admiración.
Posiciona al auditorio de más de cien personas la intensidad de los términos utilizados en el libro, como "el ecosistema del bienestar" a los paradigmas de la felicidad.
"Una bocanada de aire perfumada es como describe la felicidad Rubén" evoca sobre los textos que llevan al sentimiento de espiritualidad, evolución y crecimiento que envuelven al más grande sentido del bienestar de la humanidad "oír los colores, tocar la luz".
También le recomienda hacer en próxima publicaciones hacer un análisis sobre la resignación y el hedonismo social.
Héctor Núñez de Cáceres López rector de parte occidente del instituto envió un escrito en el que también resalta las virtudes del escritor.
Al final del protocolo nocturno siguen las palabras del escritor.
¿Qué más podría decir de un libro que parece hilvanar perfectamente cada una de los hilos que componen a la felicidad? ¿Qué podría no haber escrito?
Y retoma a Aristóteles para ello.
"Si me preguntan porqué soy feliz, les digo que es porque soy agradecido" comenta antes de refrendar su gratitud a Dios, a su familia, a su rector presente, Marco Vargas Herrada, a sus ex jefes, a sus alumnos, a las oportunidades.
Un estado de vida.