Desde el miércoles pasado la Secretaría de Cultura inició el remozamiento de la Catedral Metropolitana con motivo de la próxima visita del papa Francisco.
Las acciones son parte de un plan inmediato implementado por la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la SC, aunque también participa el Instituto Nacional de Antropología e Historia en la esfera de su competencia.
Los trabajos consisten en dar limpieza básica y retiro de flora parásita en las fachadas; lo extraordinario es que, por la altura del inmueble, no se recurrió a un andamio sino que se hace a rapel.
Los especialistas recomendaron la aplicación de aceites de cedro, de linaza y cera de abeja en las puertas que miran hacia la Plaza Mayor y hacia la plaza del antiguo Seminario, que son las que darán la bienvenida al pontífice.
También se realiza limpieza en las esculturas que flanquean el acceso principal al monumento, mientras que en el interior se ha procedido a la limpieza de la antesacristía y la sacristía, considerada por los especialista como "la Sixtina de México".
Asimismo se están reparando los escalones de la Puerta Jubilar de la Misericordia, por donde el papa entrará en la Catedral, y se hace limpieza de la malla bajo la cúpula central, que se ubica a más de 30 metros de altura, obra de Manuel Tolsá.
La Catedral Metropolitana es, según los especialistas, la obra máxima de la arquitectura novohispana, que resguarda una rica historia y un gran tesoro artístico y arquitectónico conformado por pinturas de gran calidad, esculturas e invaluables retablos, además de sus órganos monumentales: del Evangelio y de la Epístola.
Este inmueble da cuenta de diferentes estilos arquitectónicos: renacentista, barroco y neoclásico, debido a que fue construido durante tres siglos.
La Catedral Metropolitana, catalogada como un monumento, presenta en su fachada tres relieves en mármol blanco: en el central se observa la Asunción de la Virgen María; en el lado izquierdo, la entrega de las llaves del cielo a San Pedro, y a la derecha se ve la Barca de la Iglesia. En el centro están representadas las tres virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad.