Cuando un grupo de jóvenes encantados por la poesía deciden defenderla como proyecto editorial, todo parece posible. El relanzamiento de Visor — el legendario sello fundado por Jesús García Sánchez Chus Visor—, a partir del inicio de operaciones en nuestro país, vuelve las miradas hacia este impresionante y entrañable fondo editorial con el que muchos crecimos.
Crecer con una editorial significa muchas cosas. Por un lado, descubrir de su mano autores y propuestas; por el otro, anhelar sus obras, ambicionar tenerlas todas en nuestra biblioteca. Y así seguimos, durante años, pendientes de sus novedades que nunca dejan de maravillarnos.
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Por eso, Visor se ha convertido para los lectores hispanoamericanos, más que en un referente, en sinónimo del mundo de la poesía, con más de mil títulos publicados desde su fundación, allá por 1968. Y por eso es una gran noticia su renacimiento (así lo juzgó acertadamente la prensa española) como Visor México.
El padrino de este resurgir ha sido Marco Antonio Campos, uno de los poetas mexicanos vivos más destacados, con un hermoso libro donde la poesía cubre y está en el corazón —ambas cosas— de una prosa que se desliza por los recuerdos, viajes y experiencias que solo el autor podía relatar de esa forma: Dime dónde, en qué país.
Y para no perder el perfil que la ha caracterizado como la editorial que publica lo mejor del mundo, Visor México publica una antología de Wyslawa Szymborska, la genial autora polaca, así como Bálticos y otros poemas, del sueco Tomas Tranströmer”, los dos laureados con el Premio Nobel.
A esta Feria, Visor México ha llegado con estos títulos como tarjetas de presentación. Puedo decir con satisfacción que habiendo conocido la colección de toda la vida, estos ánimos renovadores constituyen una de las mejores noticias que puedo recibir en este encuentro librero.
Una breve conversación con Jesús Sánchez, Chus Visor para todos, me reveló que las ventajas de que la poesía sea todavía el género más castigado y ninguneado por las editoriales es en realidad una de las grandes ventajas de las que podemos disponer hoy: no ha sido tocada por el concepto del marketing, ni de las ediciones masivas que hoy solo nos garantizarían que los autores más pedestres anduvieran por el mundo como poetas. Cómo no.
Gracias a que no ha gozado del interés de los grandes grupos (en términos generales, seamos justos) es que la poesía se ha podido refugiar en sellos como Visor. Y ahora en Visor México. Qué alegría.