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‘En un lugar de Cervantes’: el placer de una obra

El volumen recupera lo que varios literatos escribieron acerca del ‘Quijote’ y su autor.

Si la historia del libro En un lugar de Cervantes (Editorial Cal y Arena, 2017) comenzó a partir de la idea del placer, esa intención se extendió hasta su presentación, en la que Kathya Millares y Luis Miguel Aguilar decidieron recrear un género muy cervantino a través de “El prodigio dilatorio: entremés a dos voces armado y dicho”, presentado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

En un entramado que siguió los caminos del octosílabo o del endecasílabo, con un tono cervantino que sirvió también para hurgar en ciertos nombres ocultos en la inicial: si la P acentuada es una manera de esconder el nombre de Pompeyo, o si el nombre de Luis Miguel Aguilar tiene un origen religioso o, tal vez, en realidad es el cantante que pasa del Luis Miguel al Juan Gabriel.

O que si en el centenario de Cervantes nos encontramos con “Quijotes aquí y allá: en Twitter, Facebook, en Apps, en jarras, vasos y copas, llaveros, ropa… Quijotes hasta en la sopa: ‘Quijotes oaxaqueños, calientitos’”, imitaba Aguilar un sonido de nuestras calles. Bueno, hasta Rulfo en su centenario, “a ver si no cae demanda”, decían los modernos juglares.

En la parte un tanto más seria, tanto Aguilar como Millares confesaban la búsqueda del pequeño libro, de apenas 32 páginas, con el cual apostaron por hacer un homenaje distinto al autor del Quijote en los días de su centenario, mediante la recuperación de lo que otros habían escrito acerca del escritor y su obra.

“Sí fue compleja la elección, pero la verdad es que bajo la guía de Luis Miguel fue un poco más sencillo, porque él ya tenía en la cabeza a muchos autores que se habían acercado ya sea a Cervantes o al Quijote, y fue como poco a poco se fue haciendo la compilación, donde nos fuimos topando con autores que nos habíamos descubierto, como Mary Shelley, quien se refería a Cervantes de una manera muy entrañable”, a decir de la editora de la revista Nexos.

El volumen reúne a una legión de escritores alumbrados por don Quijote y Sancho Panza; unos hablan de Cervantes y del Quijote, otros reconocen sus influencias y algunos hasta los convierten en ficción, como reconoció Aguilar.

“Se pudo rescatar, por ejemplo, aunque no sé si forme parte de algún ‘Inventario’, una edición muy extraña de Siglo XXI Editores, de 1973, en donde José Emilio Pacheco hace una adaptación de El cerco de Numancia, de Cervantes, y como todo lo de él tiene un prólogo fantástico, que citamos; pero al citar a José Emilio, el lector va a tener lo que pensaban Schopenhauer o Goethe. Y no podíamos evitar a Harold Bloom, porque menciona qué decían del Quijote otros autores”.

Se trata de un libro que está hecho con placer, ninguno de los dos pensó en el Quijote como una obligación escolar, como una cosa espesa, sino como “parcialidades que dan placer”, explica el poeta, que también puede servir para la escuela o aprovecharse como una entrada al mundo de Cervantes de una manera muy agradable.

Al mismo tiempo busca retomar la figura de Cervantes, de acuerdo con Millares, porque fue un autor que acabó olvidado, viejo, encorvado, y “lo que nosotros queremos ahora con En un lugar de Cervantes es que se sepa lo que tuvo que pasar para ser reconocido ahora”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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