Las manifestaciones de impacto ambiental (Mias) se han convertido en un trámite vacío, dijo el director del Instituto para México y EU —el cual funciona con apoyo del Conacyt y de la Legislatura de California—, Exequiel Ezcurra. Abundó que incluso es una especie de procedimiento administrativo sin pasión ni compromiso, por lo que en diversas partes del mundo se han acrecentado los accidentes y problemas contra la naturaleza.
Recordó que la metodología actual se hizo en 1995, basada en técnicas de los 80. Desde entonces no ha sido revisada y actualmente hay empresas de consultores que “maquilan” los estudios de impacto ambiental, por lo que la cercanía de éstos con la realidad es muy pobre.
Como ejemplo expuso la situación del río Bacanuchi en Sonora, donde contactó a las autoridades ambientales semanas antes de que ocurriera un derrame de materiales tóxicos y le dijeron que no había posibilidad de que hubiera una tragedia ambiental, porque los análisis de riesgo eran muy robustos; sin embargo, ocurrió. Señaló que dicha anécdota hacer ver que los Mias pueden fallar por lo que deben ser más precisos.
Guillermo Haro Bélchez, titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), abundó: “Sin duda coincido con el maestro Ezcurra. La Profepa está haciendo su parte, estamos revisando más de 30 mil Mias que están vigentes en el país”.
Señaló que, en lo que a él corresponde, en las reformas que se van a proponer en materia ambiental, “las Mías tendrán que ser más innovadoras, creativas y con un mayor compromiso social y no únicamente un mero trámite administrativo”.
Ezcurra destacó que si la administración actual quiere dejar un legado profundo y trascendente en materia de políticas públicas ambientales “debería ser capaz de revisar el proceso de evaluación de impacto ambiental y actualizarlo a los procedimientos del siglo XXI”, entre otros.
Puso como ejemplo el caso de Los Cardones en la Sierra la Laguna, que tirará 200 toneladas de cianuro en una presa, en la cabecera del acuífero que abastece a la ciudad de La Paz, donde habitan casi medio millón de personas.
“He leído la Mia y en mi opinión el análisis de riesgo deja muchísimo que desear, está muy mal hecho”; sin embargo, cumplió con el “requisito legal” y el proyecto fue autorizado; de hacerse, “quién le va a rendir cuentas al medio millón de personas que se quede con sus aguas llenas de cianuro”.
Nuestro país tiene una “oportunidad histórica” de revisar las Mias, su proceso legal y volver a traer la pasión hacia el medio ambiente que tuvieron en sus inicios. “Si México lograra revivirla de una manera propositiva e innovadora, nos convertiríamos en líderes mundiales en la materia”, aseguró.