El Día de Muertos es una tradición reconocida por la Unesco como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad desde 2003. Su vigencia radica no sólo en el colorido que la acompaña, sino sobre todo en la manera de fundir parte de la historia de los pueblos, incluso de su entorno.
Al final —cuenta Amparo Rincón, coordinadora de Arte Popular de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas— cada una de las ofrendas se construye a partir de lo que la gente tiene a su alrededor.
TE RECOMENDAMOS: Noctambulante: campamento de terror y cine en el Ajusco
Así, hasta el 5 de noviembre, los pueblos originarios de la Ciudad de México, en especial de las delegaciones de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, serán los protagonistas de la Jornada Cultural de Día de Muertos 2017 en el Museo Nacional de Culturas Populares.
Cómo se pone una ofrenda, según la tradición
Se ponen según quien haya muerto o las razones de su fallecimiento: si fue por accidente, por suicidio o embarazada; si murieron cuando aún eran niños o ya en edad adulta: para los primeros se coloca el 28 de octubre, para los niños el 31 de octubre y para los adultos el primero de noviembre.
“La ofrenda es muy importante para nosotros —explica Vicente Valdés, originario de la comunidad de Santiago Zapotitlán, en Tláhuac—, porque se trata de todo un ritual para los habitantes de las comunidades, incluso se pone por partes, no se coloca todo de un jalón, sino por lo que corresponde según las horas del día”.
En la Jornada Cultural de Día de Muertos también incluyen las exposiciones Muerte, culto y devoción, fotografías de David Trujillo; Hojas sueltas. Centenario luctuoso de Antonio Vanegas Arroyo y una feria artesanal y gastronómica, además de una serie de actividades artísticas y culturales que se van a desarrollar ahí.
ASS