La herbolaria mexicana debe gran parte de sus aportes a la maestra Abigail Aguilar Contreras. Así nace el libro Plantas del Anáhuac. Una visión de Abigail Aguilar Contreras, a cargo de Andrea Citlalpiltzin, quien muestra en esta pequeña biografía a quien formó el Herbario Medicinal del Seguro Social, que lo integran actualmente 14 mil ejemplares botánicos, que provienen solo de la República Mexicana.
Esta obra enlaza pasajes de la vida de Abigail Contreras con las plantas, con ilustraciones de Carlos Incháustegui López y Magdalena Juárez Vivas.
Además, Citlalpiltzin ha coordinado Herbario. Curación con tradición. Remedios con plantas medicinales.
Ambos libros son resultado de investigaciones impulsadas por la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) y la Escuela de Diseño del INBA.
De estas herbolarias platica la editora y maestra del EDINBA, Andrea Citlalpiltzin.
¿De dónde nacen estos proyectos sobre herbolaria?
Surgen porque en el 2015-2016 junto con los estudiantes de la especialidad en diseño editorial del EDINBA y con apoyo de Sederec hicimos un pequeño compendio sobre herbolaria mexicana. Nuestro herbario fue un proyecto escolar que está plasmado en el libro
Herbario. Curación con tradición, que es un rescate de recetas que utilizaban mis alumnos para curarse ellos mismos. Y como la herbolaria es un patrimonio inmaterial que tienes que seguir cuidando me acerqué a la maestra Abigail, que en ese momento estaba como encargada del Herbario del IMSS, que se encuentra en el sótano del Centro Médico Siglo XXI, en la CdMx. Entonces me acerqué a ella, porque es de las figuras claves en la herbolaria y le pedí que me hiciera el prólogo y me dijo que sí.
¿Cómo se dio la biografía de la maestra Abigail Contreras?
Después de ese prólogo, Sederec me invitó a que volviera a participar y yo le dije a la maestra Abigail que por qué no hacíamos su biografía. Ella me dijo que sí y me mostró los textos de plantas que precisamente ella quería hacer, provenientes del Anáhuac. La maestra rastreó el origen en varios códices, como es el Cruz Badiano, con Fray Bernardino, varios libros sobre plantas mexicanas. Pero en realidad eran unos textos muy botánicos, con su nombre científico, que ella como buena botánica hizo la taxonomía. Por ejemplo, el uso que se le daba en esos libros y el uso actual, y pues me dio los textos. Yo después me volví a acercar a ella, que en ese momento se estaba jubilando del herbario, y yo le preguntaba que por qué esas plantas. Y entonces la primera que ella me dijo fue el chicalotl, y yo le pregunté que por qué, y me decía que porque le recordaba mucho el camino a Acajete, el pueblo de su papá, en Puebla. Pues esa vía estaba rodeada por chicalotles, tejocotes y mariposas. Después ya en su casa, en Coyoacán, me empezó a contar cosas de su vida y su relación con las plantas, de la importancia del Instituto Mexicano para el Estudio de las Plantas Medicinales (Imeplam), y además de ese grupo de académicos e investigadores, la importancia y el aporte que dejaron. Y así se configuró la biografía, que intercala la sabiduría de la botánica tradicional mexicana con su propia historia personal.
De acuerdo con Abigail, ¿cuál es la planta que representa al herbario?
Cuando entró al Imeplam, a ellos les preocupaba mucho combatir los problemas de salud de la sociedad mexicana. Entonces ella me dijo que el cochitzapotl, que es el zapote blanco. Primero el Imeplam se quedó como una alternativa para curar los males de la sociedad mexicana, y en ese momento el principal problemas de salud, aparte de los parásitos, era la hipertensión. Me decía que esta planta era su origen, su infancia, le recordaba cómo se conocieron sus papás. Con esta planta vieron que les ayudaba a combatir la presión alta, que en ese momento era el gran problema de salud en México. Obviamente en la actualidad ya está superada por mucho por la diabetes.
¿Cómo estructuraste el libro? Llama la atención que hay ilustraciones que se relacionan con su vida.
A través de las plantas, la maestra va platicando lo que había sido su vida. Por ejemplo otra planta que ella quiere mucho y en sus conferencias siempre la menciona es el muicle. Pues le debe mucho a esta planta, porque su papá estaba muy enfermo y le tenían que hacer una punción para ver lo que tenía. Y la maestra Abigail demuestra lo que estudia, ya que le empezó a dar el muicle y evitó que su papá pasara por un proceso muy doloroso para ver por qué estaba tan anémico. Y a partir de las plantas le fui preguntando cómo había sido su vida, y mencionó a ejemplares como matlalxochitl, epazotl, iztauhyatl, toloatzin, hasta llegar a 19. Y cuando le pregunté con cuál planta se identificaba, me dijo que con el oceloxochitl, y dijo que porque es una flor considerada dentro de las más representativas a nivel nacional, y es un tipo de orquídea, y que cuando la encontró fue en medio de la niebla. Y la niebla tiene mucho que ver en su vida. Fue un buen ejercicio, porque aparte de conocerla como académica, pues también conocí como esta parte de su vida, y ella hizo una reflexión, una retrospectiva de su vida.