Por más de 10 años Miriam Zepeda Gómez se ha dedicado a la confección de ropa; sin embargo, ante la contingencia sanitaria que ha originado el covid-19 en México, desde hace un mes comenzó con la fabricación de cubrebocas y desde hace quince días inició con la confección de bolsas mortuorias, para el traslado de fallecidos por esta enfermedad.
“Nosotros nos dedicamos a la industria textil, lo que es ropa de moda, ropa de dama, caballero, niños, deportiva, de todo; pero dada la situación que se está dando no sólo en el país, a nivel mundial, la economía nos está obligando a voltear a ver a otro lado, para solventar las necesidades de nuestros trabajadores, muchas de ellas son el único sustento del hogar. Ahorita estamos con este proyecto que es la fabricación de bolsas mortuorias y cubrebocas”.
Con una producción que alcanza las 10 mil bolsas, cada semana Miriam pide a los gobiernos sumarse a la compra de productos hechos en México, ya que de ellos dependen miles de familias que ante esta emergencia no solo están en riesgo por el tema de salud, también en lo económico.
“Los mexicanos necesitamos trabajar, hay muchísima mano de obra, hay muchísimas mamás o mujeres solas, mamás solteras, viudas, que son el sustento de sus familias, entonces necesitamos que se consuman los productos mexicanos, lamentablemente se escucha mal lo de las bolsas, pero es una necesidad que está pasando, y tenemos que cubrir la demanda y solventar nuestras necesidades”.
Los precios al público van desde los 70 pesos por pieza y hasta 130 pesos, todo dependiendo del material y calidad.
“El costo varía dependiendo del material que nos pidan, cada cliente puede pedir un material distinto, pero el precio oscila entre los 70 pesos hasta los 130 pesos. La diferencia es el material, por ejemplo, la más barata es de polietileno de calibre 600; la más cara es de polipropileno no tejido de 70 gramos”.
Indicó que el polietileno calibre 600 es un plástico impermeable, con una alta elasticidad, brinda una completa impermeabilidad ante líquidos y vapores. Su composición química lo convierte en un material inerte al ataque de ácidos ligeros, mohos y bacterias.
Por otra parte, el polipropileno no tejido de 70 gramos, ofrece otras características, ya que los espesores o gramajes de sus tres capas crea una barrera microbiana, pues la propia tela es capaz de bloquear efectivamente los gérmenes patógenos, con una eficiencia mayor a 99 por ciento.
Miriam, quien tiene su taller en Zapotlanejo, Jalisco, ya ha atendido algunos pedidos por parte de ese gobierno, aunque asegura, ante la necesidad de continuar con el mismo personal en su pequeño taller, puede extender la fabricación de estos materiales, con la capacidad de llegar a otros estados del país.
“Lamentablemente la situación que estamos pasando, la necesidad nos está obligando a voltear a otros lados, a hacer otras cosas; dependiendo del personal que las esté haciendo es lo que nos tardamos, por ejemplo, un promedio de 30 personas se hacen esas 10 mil a la semana, pero hay más mano de obra, más capacidad”..
Para mayores informes, los interesados pueden comunicarse al teléfono +52 (1) 33 1354 6050 el que Miriam atiende directamente.
KVS