Puede que tu hijo esté asumiendo un mal comportamiento con la comida, todo gracias a frases como "Si te portas bien, te compro una paleta". El premio- castigo es una disciplina que suele funcionar bien con los hijos.
Según los neurólogos Nicole M. Avena, Pedro Rada y Bartley G. Hoebel, de la Universidad de Nueva York, nuestro comportamiento al comer postres, dulces, refrescos y cualquier cosa azucarada se puede comparar a la experiencia de consumir una droga.
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Este comportamiento, genera, según Gabriela Gottau de Vitónica, un doble efecto: el niño considera que está haciendo un esfuerzo cuando le das a comer verduras (asociándolo con el castigo) y espera ser recompensado por su buena conducta con un dulce.
De esta forma, cuando el niño crece y se vuelve adulto este comportamiento es inculcado a sus hijos. Además de generar un círculo vicioso esto se convierte en una dinámica asumida: los momentos malos son paliados con premios. "He tenido un mal día", "Me lo merezco".
CR