Para muchos, los robots son sólo fierros, cables, piezas, ruedas, pero para los jóvenes participantes en la competencia de FIRST Robotics, estos prototipos ya son parte de sus vidas, experiencias personales que de antemano los han dejado marcados como jóvenes preparatorianos, que aspiran hoy a tener un futuro dentro de la tecnología y la innovación.
Esa idea se refleja en los nombres que dan a cada uno de los robots, con los que por meses han tenido contacto.
"El nombre de Minerbot lo adjudicaron gracias a que la escuela en la que están, desarrolla jóvenes que trabajan para la industria minera, por lo que de esta manera se le rinde honor a nuestro oficio", señaló Centro de Estudios Tecnológicos de Laguna del Rey (CETLAR).
"Hemos estado organizado, somos un equipo muy completo, al final de cuentas sí salen las cosas con esfuerzo y dedicación".
"Procediendo de distintas unidades mineras, tienen diferentes costumbres y formas de ser, pero nos hemos adaptado muy bien", expuso Hernán Piedra Velazquez, estudiante de esta institución.
"El ambiente es divertido, hemos convencido muy bien, nos han apoyado y nosotros los hemos apoyado al resto de los equipos. La competencia es dentro de la cancha, afuera somos amigos", coincidieron en señalar además de Piedra Velázquez, Carlos Humberto Valenzuela, Antonio Sánchez, Óscar Herrera, integrantes del mismo equipo.
[OBJECT]Otro es "6200 Águila Roja", es el nombre del robot del equipo del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad Juárez.
Según explica Zabdiel Ávila Ruiz, el nombre del robot nace de una noche en que el equipo se quedó a trabajar en el robot en la escuela y tomaron la decisión de salir a buscar material reciclable en un basurero cercano.
Llegó uno de los guardias e interceptó a unos compañeros pensando que eran ladrones. Cuando vio esto, el guardia comenzó a gritar en su radio: 50 Águila Roja, 50 Águila Roja y llegaron otros guardias en su apoyo, pero sin saber de qué se trataba.
"La realidad es que la clave identificaba a la presencia de ladrones. Pero para nosotros esto fue como un código que significa la unión entre un grupo para derrotar de manera conjunta un mal de alguna manera", refirió emocionado antes de salir a la cancha para llevar su robot a competencia.
En las instalaciones del Tecnológico de Monterrey, Campus Laguna, albergó un ser misterioso que cautivó quienes lo conocieron.
Según recuerda Julio Alejandro Riojas Machuca, se trataba de un murciélago que por algún motivo llegó hasta el campus, donde fue adoptado por los alumnos.
Extrañamente a los tres días, el animal murió sin que supieran los motivos, dejando una profunda huella en ellos.
Esta experiencia la retomaron para darle nombre al robot con el que participan en esta competencia regional. "La Vampira", es un robot que al igual que el murciélago, les ha dejado una huella muy profunda.
"El trabajo que hemos hecho a lo largo de 6 semanas ha sido intenso. Yo he trabajado el tema de programación, estamos revisando que todo esté bien desde las piezas hasta el modem", indicó.
JFR