Ciudad de México /
Luego de una gestación larga y penosa nuestra democracia defrauda a (casi) todos. Para algunos no le ha tocado ni un pelo a la desigualdad y la pobreza, no ha logrado un crecimiento económico como el que México requiere, no genera los empleos necesarios. Para otros, es incapaz de revertir la corrupción y la impunidad y no puede lidiar de manera efectiva con la espiral de violencia. La lista es larga, verdadera y se puede multiplicar.