Las instalaciones de la villa olímpica de Río, así como el alojamiento para prensa fueron terminadas a marchas forzadas, y los resultados distan de ser los óptimos. A esto hay que sumar que Brasil, como país, está sumido en una crisis económica en la que el PIB se desplomó casi cuatro puntos en 2015, y una crisis política cuyo final resulta incierto. Un botón de muestra: Michel Temer, el presidente interino, no fue presentado en la inauguración de los Juegos, como tradicionalmente se hace, por temor al recibimiento que tendría del público en el estadio de Maracaná.
¿Qué ocurre con las sedes una vez que terminan los Juegos Olímpicos?
Una vez terminada la competencia y anunciada la siguiente sede, poca gente voltea a la estela que dejan las Olimpiadas. ¿Hay derrama económica? ¿Aumenta el turismo? ¿Mejora la infraestructura?
Ciudad de México /