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Leonora Carrington (1917-2011). Los ojos de los caballos

Leonora Carrington supo extraer de México el sincretismo de las leyendas indígenas y dotarlo de enigmas, trazos firmes impregnados de naguales y embrujos.

Como a Delacroix, a Leonora Carrington le gustaba visitar zoológicos. El caballo fue el primer animal que entró en su arca, luego siguieron la hiena, los pájaros, los jabalíes (“las monjas se esconden dentro de sus hábitos negros y parecen los lomos de un jabalí”), más tarde llegaron los murciélagos, los faisanes, los perros, los gatos, los peces, las serpientes, los venados, los toros, las mariposas, los leones, los lémures, las iguanas, los jaguares, los búhos, los delfines, las mangostas, los pericos, las arañas, las gacelas, los elefantes, los tejones, los monos, los caballitos de mar, las langostas e insectos de caparazón crujiente. El único animal al que decidió excluir, por un tiempo, fue el cocodrilo; no obstante, luego se reconcilió con él y lo evocó en algunas de sus esculturas en bronce.


JOS

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Mary Carmen Sánchez Ambriz
  • Mary Carmen Sánchez Ambriz
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  • Ensayista, crítica literaria y docente. Fue editora de la sección Cultura en la revista Cambio.
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