Ciudad de México /
Las amenazas que el Estado y una red social cualquiera, sea Facebook o Twitter, permiten, no persiguen y, en ocasiones, alientan, contra los periodistas incómodos, como ha sido el caso de Héctor de Mauleón, a quien por segunda vez se le amenaza en Twitter desde cuentas que podrían ser verificables y, por tanto, perseguidas. ¿De quién es responsabilidad desenmascarar a los difusores de terror y amenazas de muerte vía Twitter, vía Facebook, vía telefónica?
JOS