Ciudad de México /
A principios de la actual administración federal, la reducción de la violencia y la generación de condiciones de paz fue un eje central de la agenda que generó, entre otros, el subsidio del Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia. Hoy es letra muerta ya que se le retiró el presupuesto para 2017 sin mayor explicación. Esta crisis de inseguridad se gestó desde al menos un lustro y, entre otras causas, es el resultado de la indolencia e incapacidad de las autoridades de los tres órdenes de gobierno, pero también de la indiferencia de todos nosotros los ciudadanos.