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‘Informe Town Hall’, Trump y la tesis incómoda…

Se había dicho que quedaría sepultado para siempre el Día del Presidente... no tanto, había nacido otro día del Ejecutivo, ahora muy "millennial", por televisión, nada mal para el hombre.

La tormenta trumpiana no había terminado al día siguiente de la polémica visita a Los Pinos del candidato republicano: por la mañana de este 1 de septiembre, Enrique Peña Nieto se había despertado con una andanada de reclamos plasmados en columnas, cartones, programas radiofónicos y televisivos, y decenas de memes. Y ahí, en las redes sociales, casi 24 horas después de que el estadunidense había espetado en plena residencia oficial que sí construirá un muro, el Presidente sintió que tenía que encarar de nuevo al tirano en potencia quien, más temprano, a las 05:31 de la mañana (hora de México), había tuiteado:

“Mexico will pay for the wall!”.Fueron 23 mil retuits, 44 mil likes para el bufón gringo. Golpiza. Antes de comer, a las 14:06, Peña Nieto decidió que si subía al ring de las salvajes redes sociales, le podía regresar la tunda al tipo: “Repito lo que le dije personalmente, Sr. Trump: México jamás pagaría por un muro”.

Fueron 25 mil retuits y 23 mil likes para el mexicano. Un buen tiro callejero, aunque claro, tardío, porque la fauna tuitera y feisbuquera le seguía aplicando bullying cibernético: “Por qué no se lo dijo ante las cámaras de televisión en Los Pinos”.

Transcurría la tarde. Daban las ocho de la noche. Empezaba el encuentro presidencial con jóvenes. Parecía que la tormenta Donald se desvanecía… pero no. Un chavo preguntaba a través de Facebook justamente eso, que por qué no se lo había dicho en su cara. Y Peña Nieto, caminando en medio del foro, optó por un tirito más:

—La opción era enfrentarlo, llenarlo de insultos iguales a los que él dijo, o crear un espacio de diálogo para hacerle ver cuál es la realidad de México. De lo que dijo en Arizona, luego de venir aquí, que sí construiría un muro, personalmente le dije: “México de ninguna manera pagará el muro que usted propone”. Se lo dije en la cara, de frente.

Bueno. Se acabó. Paró de llover, pero… no. Le hacían otra pregunta que aludía a la polémica previa a la del gringo: el plagio de su tesis. Y Peña Nieto le entraba de nuevo, se ponía los guantes otra vez. Para él era importante señalar que, en aquellos tiempos, los de su Universidad Panamericana… ni copy paste había:

—Yo hice mi tesis. Por cierto, no había computadoras como ahora; había que hacerla en máquinas de escribir, había que escribirlas a mano. Tengo muy presentes los estudios que realicé, cómo investigué y lo que formulé en mi tesis. Nadie me puede decir que plagié mi tesis. Pude haber mal citado o no, es probable que sí. Tendría que aceptar que es un error metodológico, pero no con el ánimo de haber querido hacer mías las ideas de alguien más…

Vendrían muchas preguntas más. Los nombres de los cuestionadores, escritos en papelitos, eran sacados de una urna giratoria, como si se tratara de una rifa. Eran cómodas, adecuadas para que el Presidente se explayara a sus anchas. Se había dicho que ya no habría un informe presidencial monárquico, o un acto donde el mandatario diera un mensaje en medio de un escenario fastuoso, excedido de solemnidad. En Palacio Nacional, en Los Pinos, algunas veces en el Auditorio Nacional, cientos de invitados acudían cada año elegantemente vestidos y perfumados para escuchar y aplaudir al monarca sexenal, al Señor Presidente. Hoy, se había dicho, este 1 de septiembre quedaría sepultado para siempre el Día del Presidente.

No tanto, porque había nacido ya otro día del Ejecutivo, ahora muy millennial: el del Informe Presidencial Town Hall. Y por televisión. Efectividad showbiz. Nada mal para el hombre. Aplausos y aplausos, puros aplauso. Casi dos horas para guarecerse de aguaceros y tormentas.

Aunque a las 21:32 un joven de traje y lentes, barbita y bigote, José Ramón, le pedía al Presidente, de la manera más cordial que pudo, que no le diera una respuesta “coreografeada”, que rindiera cuentas, porque él no veía resultados ni contestaba bien lo de Trump, lo de la tesis y la corrupción (aludía a la casa blanca). Los jóvenes a modo, incluidos marinos y soldados, ponían cara de susto. Peña Nieto discursaba, lo remitía a su informe en la página de Presidencia y ahí, en ese momento, ponía fin al evento, justo a las 21:40. “Ya agotamos el tiempo que habíamos planeado”.

—Nunca pierdan el espíritu crítico, pero tampoco el optimismo… —cerraba. Fade out al primer Informe Presidencial Town Hall. Aplausos. Faltaba más. Vámonos a China y regresamos para el homenaje a Juanga…

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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