A pesar de que hace ya 111 años cuando la Juárez surgió como sitio para la clase dominante, con una apariencia moderna y a causa de una política urbana marcada por la corrupción, actualmente hay muchos grupos que, presumiendo una visión de conservación y restauración, aspiran a regresar a ese pasado, abriendo comercios destinados a una clientela con altos recursos económicos, rentando edificios a profesionistas de altos ingresos, contratando seguridad privada que segregue a los asistentes del barrio, ofreciendo productos cosmopolitas que por un lado se revisten de una estética extranjera y por otro mercantilizan tradiciones mexicanas (aquí digamos, una tlayuda orgánica) mientras que reniegan de los indígenas que inventaron los objetos con los que lucran. Todas estas transformaciones han implicado la expulsión de residentes menos favorecidos económica y políticamente que ha ocurrido bajo la protección y promoción del gobierno local. Así, pareciera que hoy continua la historia de la Juárez porfiriana.
Sobre la gentrificación de la colonia Juárez a 111 años de su surgimiento
Desde sus orígenes, la Juárez fue un proyecto económico más que urbanístico, el objetivo principal del Estado porfirista había sido expandir los alcances del mercado inmobiliario.
Ciudad de México /