En medio de una crisis económica mundial y una pandemia por covid-19 que aún no termina del todo, se llevó a cabo la Feria del Libro de La Habana, a lo que habría que sumar el infame bloqueo que sobre la isla de Cuba mantienen los Estados Unidos de Norteamérica. Y México es el invitado de honor a este festín de la palabra por intermediación de un diplomático extraordinario que además conoce la cubanidad casi como la palma de su mano: el Embajador Miguel Díaz Reynoso. Porque fue él quien concitó las voluntades que hicieron posible este milagro que, por otra parte, no tiene nada de antinatural en una relación estrechísima que se ha sostenido entre Cuba y México desde que Cristóbal Colón se topara con América en 1492.
Algo que es de celebrar —de caber más— es la presencia del teatro mexicano a través de sus autores, Sabina Berman y el de la voz; más dos puestas en escena estupendas que son Desazón de Víctor Hugo Rascón Banda, en producción de la Compañía Nacional de Teatro con Luisa Huertas, Julieta Egurrola y Gabriela Núñez, y El Divino Narciso de Sor Juana Inés de la Cruz, en una puesta en escena atípica y extraordinaria a manos de la agrupación teatral yucateca La Rendija, bajo la dirección de Raquel Araujo. En las condiciones ya referidas, es loable que dos producciones mexicanas pisen territorio cubano porque, salvo por el prestigioso Festival Mayo Teatral que realiza Casa de las Américas, el teatro de éste lado del Golfo no tiene visibilidad.
De hecho no es ningún secreto que entre los teatristas latinoamericanos la tendencia sea mirar a Europa en lugar de intercambiar entre nuestros países. Salvo algunos autores afortunados, por ejemplo, la dramaturgia mexicana es una perfecta desconocida en Cuba pese a los esfuerzos de la propia Casa de las Américas y de otras editoriales como Tablas Alarcos; o la contraparte mexicana Paso de Gato, que publicó una antología con 10 autores teatrales de la isla. Mucho por hacer y enhorabuena por este éxito.
Traspunte
Unión de las letras entre naciones
Además de la Secretaría de Relaciones Exteriores, las de Marina y de Cultura, así como el FCE, se sumaron a este emprendimiento que refrenda la hermandad con el pueblo de Cuba. El negrito en el arroz fue la aerolínea Viva Aerobús, que maltrata a los pasajeros que le dan de comer. Ojalá otras compañías reanuden vuelos ya.