“Nos tiraron a matar, nunca para orilláramos. No tenían porqué dispararnos”, recordó Anselmo López luego de que su nieto, de nueve años, Johan Mael, se sometiera a diversos estudios clínicos, en el Centro Médico Nacional La Raza, del IMSS, donde se determinará si la bala disparada por elementos de la Guardia Nacional, se retirará o no del hígado.
“La bala sigue en el hígado. Ellos (los médicos) nos dijeron que tal vez será mejor que se encapsule ahí porque la operación es muy riesgosa”, explicó en entrevista Don Anselmo, quien se trasladaba de Acapulco con su esposa, una de sus hija y cinco nietos, de uno, tres, cinco, nueve y 12 años, a visitar a sus padres y bisabuelos de los menores.
En la madrugada del sábado, alrededor de las 01:30 horas, sobre la carretera México-Tuxpan, a la altura de Zempoala, la patrulla 15646 le marcó un alto y, por miedo a los asaltos violentos registrados en ese tramo, decidió no detenerse hasta encontrar un lugar con más luz.
Sin embargo, los elementos de la Guardia Nacional decidieron balear la camioneta donde salió lesionado Johan Mael cuyo estado de salud se considera estable, con “una lesión superficial hepática”, de acuerdo con los primeros reportes.
“El niño puede hablar, se mueve, pero lo tienen en observación ahí. El niño nunca perdió el conocimiento, de hecho, lo que me estaba diciendo mi esposa, cuando lo bajaron y se lo llevaron en (una) patrulla (que llegó a auxiliar), es que se bajó caminando. No tuvo ni sangrado ni nada”.
Por ahora optaron confiar plenamente en los médicos, a los que agradecen su disposición de cuidar la salud del menor. “Estamos preocupados por la bala, pero como le digo a mi hija, nosotros podemos exigir que se la quiten, que le saquen la bala, pero ellos saben y seguiremos sus recomendaciones”.
Si bien don Anselmo se culpa de viajar a esa hora, aunque desde hace 30 años efectúan en familia ese tipo de viajes de visita a la familia, la realidad es que en ese tramo golpearon, amarraron y robaron una camioneta a cercanos.
“Nosotros, apenas vivimos otro caso el 27 de diciembre, en nuestra misma familia. En el mismo tramo, igualito, ahí los pararon. Ellos sí se pararon en la carretera: les quitaron la camioneta. Se los llevaron para arriba, para un cerro y los golpearon, aunque había una niña, y los dejaron amarrados por allá”, explicó.
Por ello no se detuvo, pero “nos dispararon”, le robaron su celular cuando comenzó a sacar fotografías, luego esos mismos elementos que usaron armas de alto calibre se comunicaron con alguien más en código y desaparecieron, “se dieron a la figa” dejando la camioneta que manejaban en el sitio de la balacera.
Sin duda, aclaró, otros elementos de la Guardia Nacional auxiliaron al menor de 9 años llevándolo, primero, al Hospital General de Tulancingo y luego a la unidad de alta especialidad del Centro Médico La Raza, en la Ciudad de México, donde se encuentran acompañando a Johan Mael, sus propios padres.
Dulce López, madre de Johan Mael, se encontraba trabajando en Acapulco, donde radica toda la familia, cuando aconteció el tiroteo que afectó a su hijo. Su mente está concentrada en la atención del menor.
El piso donde se encuentra Johan Mael está rodeado de policías. Se intensificó, incluso, la prohibición del paso al personal y derechohabientes, por lo que los abuelos del menor dejaron el hospital.
“Le hicimos una video llamada: ¡Ya vas a venir aquí! A ver a tu hermanito (Fernando, de 3 años), ¡échale ganas! ¡Estás enfermito! Y nos dice, “no, yo no estoy enfermito, tengo una bala en el hígado”.
Johan Mael es un menor con 9.4 de calificación escolar. Sus juegos preferidos son armas rompecabezas, ver documentales de dinosaurios, crear sus propios juguetes. Es en extremo curioso y adora a sus bisabuelos.
“Le dije, ¡mijo! ¡échale ganas! Ya nos vamos a ir para Acapulco… “no Abu, me tienes que llevar con mis abuelitos porque yo venía a ver a mis abuelitos, ¡eh! Yo no voy a irme a Acapulco. Yo quiero irme con mis abuelitos”, comentó Don Anselmo sobre la plática que tuvo con su nieto.
Se trata de los bisabuelos paternos y maternos, entre ellos Eloy López y Lilia López, padres de su esposa. También se iban a ver con la madre de don Anselmo López ya que su padre “lo mataron en un asalto”.
La familia se encuentra agradecida por la atención y preocupada de la forma en la que huyeron, atacaron, esos elementos de la Guardia Nacional. No saben nada aún de lo que decidirán las autoridades.
JLMR