Elecciones

Los habitantes de La Laguna se la viven en campañas; en 10 años las urnas no les han dado tregua

Entre Durango y Coahuila, los comicios se han llevado a cabo de forma ininterrumpida desde 2016 hasta 2025.

La Laguna es una de las regiones del país donde prácticamente no pasa un año sin elecciones.

Entre Durango y Coahuila, los comicios se han llevado a cabo de forma ininterrumpida desde 2016 hasta 2025, abarcando desde la renovación de gubernaturas, alcaldías, congresos locales, hasta cargos federales y judiciales.

Esta dinámica electoral constante ha comenzado a reflejar un desgaste en la participación ciudadana y un alto costo para las finanzas públicas, especialmente cuando se realizan elecciones “huérfanas”, es decir, comicios donde solo se renueva un tipo de cargo sin coincidir con otros procesos electorales.

La carga es especialmente dura para los ciudadanos de las ciudades de Torreón, Coahuila, y Gómez Palacio y Lerdo, Durango, que, si bien pertenecen a dos entidades distintas, entre ellas no hay más separación que las líneas centrales de las calles, por lo que la propaganda y las movilizaciones de campaña política se dan un año sí y otro también.

En 2016, en Durango se renovaron la gubernatura, las alcaldías y el Congreso local, mientras que en 2017 Coahuila llevó a cabo la elección de gobernador, alcaldes y su Congreso local.

El año 2018 se distinguió por elecciones simultáneas en ambas entidades para cargos federales y locales, incluyendo la Presidencia de la República. A partir de ahí, la región no ha visto un solo año sin alguna elección.

En 2019 se renovaron alcaldías en Durango, mientras en 2020 fue el Congreso local de Coahuila el que se sometió a votación.

En 2021 volvieron a coincidir elecciones federales y locales en ambos estados, y en 2022 y 2023 se llevaron a cabo las elecciones para gubernaturas y alcaldías en Durango y Coahuila, respectivamente.

Los procesos más recientes, en 2024 y 2025, incluyeron la renovación del Congreso local, Poder Judicial y cargos federales, consolidando así una década sin tregua electoral en La Laguna.

Esta situación no es casualidad, sino resultado de reformas impulsadas como parte del Pacto por México, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Dichas reformas transformaron el Instituto Federal Electoral en el Instituto Nacional Electoral (INE), abrieron la puerta a la reelección en diversos cargos y buscaron unificar los procesos electorales en todo el país. Sin embargo, la armonización electoral en Durango y Coahuila ha sido parcial, y las llamadas elecciones “huérfanas” continúan, afectando la participación y elevando costos.

Durango, por ejemplo, modificó su legislación para que los diputados locales tuvieran un periodo de dos años en 2016, con nueva elección en 2018 coincidiendo con el proceso federal.

No obstante, esto dejó aisladas las elecciones de alcaldes en 2019 y nuevamente en 2025, dos comicios con baja participación y altos costos económicos.

En Coahuila, la reforma redujo el periodo de alcaldes de cuatro a tres años, lo que llevó a una elección extraordinaria en 2017 para un periodo de un año, seguida en 2018 por la elección ordinaria para tres años con posibilidad de reelección. En esta entidad, las elecciones “huérfanas” corresponden al Congreso local, con renovaciones en 2020 y previstas para 2026.

Arrancan campañas en municipios del grupo B en Durango
Esta secuencia constante de elecciones implica un gasto millonario. (Manuel Guadarrama)

El politólogo e historiador Carlos Castañón Cuadros señala que, a pesar de múltiples iniciativas para unificar los procesos electorales, no se han logrado resultados contundentes.

“Se han hecho esfuerzos de reformas para empatar las elecciones y tener descansos, pero lo cierto es que no hay por lo pronto en el corto o mediano plazo forma de cambiar esos ciclos”, explica.

Añade que la unificación total sería ideal para fomentar la participación, ya que la concurrencia con elecciones federales, particularmente presidenciales, aumenta el interés ciudadano.

“Cuando hay elecciones federales concurrentes, particularmente de Presidente de la República, hay un proceso que llama a la alta participación y esto infiere directamente en el ámbito local a tal punto que puede cambiar tendencias en lo estatal”.

Sin embargo, uno de los mayores obstáculos para empatar los calendarios electorales en La Laguna radica en los intereses propios de actores políticos locales, quienes prefieren mantener ciclos diferenciados para conservar sus posiciones y ventajas.

“Creo que para autoridades locales es mejor no moverle y dejarlo como está, pues sin procesos concurrentes se cae la participación ciudadana y eso lo acabamos de ver en Durango. Cuando hay elecciones huérfanas de procesos locales hay baja participación y eso favorece al partido que gobierne”, señala Castañón.
Este primero de junio se elegirán en Coahuila 106 cargos entre magistrados y jueces.
Elecciones del Poder Judicial en Coahuila. l Archivo

La agenda legislativa federal, por su parte, no tiene como prioridad la armonización electoral, sino temas como el nepotismo y la posible eliminación de la reelección, lo que hace prever que esta dinámica de elecciones ininterrumpidas se mantendrá a mediano y largo plazo.

“No está en la agenda emparejar elecciones y tampoco los legisladores federales que pudieran incidir en esos procesos lo han llevado, no es algo que podamos ver en el corto o mediano plazo. Vamos a seguir teniendo muchas elecciones en Coahuila y Durango”, advirtió el especialista.

Además del desgaste político y social, esta secuencia constante de elecciones implica un gasto millonario que afecta las finanzas públicas regionales.

Según un análisis del Observatorio Ciudadano de La Laguna, las elecciones “huérfanas” son las que más recursos consumen.

En 2019, la renovación de las 39 alcaldías de Durango en solitario costó 268 millones de pesos, mientras que la elección aislada de 2025 para el mismo cargo ascendió a 415.1 millones de pesos.

En Coahuila, la elección del Congreso local en 2020 implicó un gasto de 403.7 millones de pesos, una cifra cercana a los 410.9 millones de pesos erogados en 2017, cuando se renovaron gobernador, alcaldes y Poder Legislativo de manera conjunta.

Cuándo son las elecciones a gubernatura Coahuila 2023
Otro factor que desincentiva la participación es el llamado “chapulineo” de políticos. (Martín Piña)

Luis Alfredo Medina López, coordinador de Investigación del Observatorio, afirma que este derroche se traduce también en una menor confianza y participación ciudadana.

“Se resiente por el cansancio y hartazgo, ¿cómo te explicas que el año pasado en Gómez Palacio votó el 55.8 por ciento de la gente y hoy solo un 34.9 por ciento? Quizá uno de los factores es el hartazgo de que cada año se le estén destinando más y más recursos que pudieron eficientar el dinero público empatando los procesos electorales”.

Agrega que otro factor que desincentiva la participación es el llamado “chapulineo” de políticos que cambian de partido entre elecciones, lo que genera desilusión entre el electorado: 

“Ver que el año pasado competían con la camiseta de un color y este año de otro color también impacta, es una desilusión que se va a ver reflejada al momento de votar”.

El Observatorio Ciudadano de La Laguna también concluyó que las elecciones huérfanas representan el mayor consumo de recursos públicos en ambas entidades, señalando el creciente gasto en las elecciones municipales y legislativas aisladas.

Sin embargo, no todas las elecciones recientes han seguido esta tendencia negativa. En 2023, la elección para renovar el Poder Judicial local y federal en Coahuila alcanzó una participación histórica del 24 %, la más alta del país para este tipo de procesos.

Según Carlos Castañón, este éxito se debe a varios factores, entre ellos la novedad del proceso y la eficiente movilización de las estructuras partidistas en Coahuila. 

“Ya sabemos que en Coahuila el partido político que gobierna está bien organizado como una máquina de relojería y, por lo tanto, sabemos lo efectivo que es su participación pese a un proceso complejo”, señala.

Además, destaca que la autoridad estatal no desalentó la votación en esta ocasión, a diferencia de otros estados donde los gobernadores llamaron a la abstención. 

“Otro aspecto relevante es el hecho de que la autoridad estatal no se pronunció en contra de salir a votar y, al contrario, alentó la participación, a diferencia de Aguascalientes, Querétaro y Guanajuato, donde tuvieron baja participación ciudadana y los gobernadores llamaron a no salir a votar”, concluye el politólogo.

En resumen, la Zona Metropolitana de La Laguna se encuentra inmersa en un ciclo electoral casi ininterrumpido que refleja tanto la vitalidad de su democracia como sus tensiones y desafíos. La necesidad de unificar los procesos electorales para evitar el cansancio ciudadano y el derroche económico es clara, pero los intereses políticos locales y la complejidad del sistema electoral federal dificultan una solución a corto plazo.

Mientras tanto, los habitantes de esta región seguirán enfrentando una agenda electoral que no da tregua, año tras año, en una prueba constante para la participación, la confianza y la eficiencia democrática.

edaa

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