A quienes han vivido los dos últimos terremotos no debe costarles mucho esfuerzo imaginar lo que pasaron los hombres de 1787. Pero en ese tiempo aún existían los lagos. No se había construido sobre un lecho fangoso y muerto. A pesar de la violencia inédita del sacudimiento, la capital resistió El arquitecto José Damián Ortiz de Castro, que por aquellos días dirigía el proyecto de construcción de la Catedral Metropolitana (es, entre otras cosas, el autor de sus torres), recibió la instrucción de recorrer la ciudad y levantar un censo de desastres materiales. A caballo, tal vez en carroza, Ortiz de Castro recorrió las calles de México. La constancia que entregó tres meses más tarde a las autoridades virreinales indica que tropezó con edificios que estaban a punto de venirse abajo en todas partes.
El espantoso terremoto de 1787
El mayor terremoto registrado en la historia de México sobrevino el 28 de marzo de 1787. Se calcula que tuvo una magnitud de 8.6. Fue tan brutal que desató un tsunami en las costas del Pacífico.
Ciudad de México /