En Guadalupe Pintor. Un boxeador con ángel (UANL), Héctor Leal Ortiz traza un perfil completo del pugilista, desde cómo es que empezó en este deporte hasta consolidarse a nivel internacional.
Entre largas batallas contra Alberto Dávila, Carlos Zárate o Eijiro Murata, Leal dedica parte del libro a la historia que se escribió tras el combate contra Johnny Owen, uno de los pasajes más difíciles de su carrera. La obra incluye además fotos de archivo, cuadros de las peleas, datos de primera mano a través de diálogos que sostuvo con el boxeador que forma parte del Salón de la Fama de Canastota, Nueva York.
En entrevista, el autor regiomontano nos platica de su segunda obra dedicada a un boxeador, la primera es Lauro El Tigrillo Salas: Nocaut al olvido (UANL). El próximo año presenta el libro en Palacio de Minería en febrero y en la Feria del Libro de Yucatán en marzo, en ambas fechas con Lupe Pintor.
¿Por qué te interesó el boxeo como tema de tus libros?
Desde niño, mis papás siempre me inculcaron el deporte, crecí en los setenta y en aquella época había muy buenos boxeadores, El Púas de México, Alí de EU, Durán de Panamá y mi papá siempre le gustó mucho el boxeo. Siempre me ha gustado el boxeo, pero me gustan todos los deportes, de personajes, temáticas, historia y leer literatura sobre las disciplinas deportivas. Pero crecí viendo a grandes boxeadores. Y el primer libro fue una circunstancia, porque mi hermana, Marlyn, me presentó a la sobrina de Lauro Salas, Elena Salas, y ella quería que una calle de la ciudad tuviera su nombre. Y le comenté: “Y no te interesaría que le hiciera un libro a tu tío”. Así empecé en ese camino del tema del boxeo y así nació mi primer libro.
¿Dónde surge la idea para este libro sobre Lupe Pintor?
En el 2013, días antes de la FIL, me habló José Garza, en aquellos días era el director de La Casa del Libro. Él creyó en mi proyecto, y él me dijo por qué no invitas a un personaje del boxeo que te acompañe en la presentación de tu libro sobre Lauro Salas. Le hablé al Púas y no se pudo concretar. Entonces hablé con José Juan Guerra, uno de los mejores jueces de boxeo que hemos tenido en la historia, y le comenté que a quién me recomendaba, y me dijo háblale a Pintor, él está muy bien física y mentalmente. Le hablé y me dijo que sí, de manera sencilla y directa. Y cuando colgué en automático, dije aquí tengo el segundo libro.
Así le pregunté, pese a que mí no se me conoce a nivel nacional y pensé que quizá iba a ser complicado, “¿no le interesaría que hiciera un libro sobre su vida y trayectoria?” Y aceptó. Le comenté: “Pero es muy importante que me pase material fotográfico”, y me pasó a su esposa, Vicky Pintor, y me dijo: “Cuando él vaya a Monterrey va a llevar un portafolio”. Así empecé a escribir la historia de Pintor. Él vino varias veces a Monterrey y yo fui a la CdMx, y entrevisté a varias personas, gente cercana a él.
¿Cuál fue el proceso de investigación?
Aparte de lo que me proporcionó investigué muchas cosas del él, datos, algunas peleas de la época, en periódicos de EU, revistas como The Ring, y otros de México, y tomé algunas frases de Carlos Zárate, por ejemplo, donde dice que él no perdió la pelea que tuvo con Pintor, después de 39 años. Vienen frases con muchos peleadores que hablan de Lupe, recopilación de entrevistas. Obviamente en la hemeroteca de la Universidad encontré gran parte de lo que se escribió en la época de Lupe Pintor como boxeador. Al hacer este trabajo también descubrí que la única pelea que tuvo Pintor en Monterrey fue en 1976, en la Monumental, en la semifinal contra José Luis Cruz, y en la final iba Zarate, contra quien después pelaría en la categoría gallo, y le ganaría, en Las Vegas, en 1979.
¿Cómo abordaste el vínculo de Pintor con Johnny Owen?
Cuando termina la pelea contra Pintor, Owen cae en coma por un coágulo en la cabeza. Murió a más de 30 días. Pintor estuvo a punto de retirarse del boxeo, pero en ese ínter, los papás de Owen hablan con Pintor y el dicen “tú no te vas a retirar, porque vas a pelear en nombre de nuestro hijo”. En ningún momento trato de angelizar a Pintor. Pero en el contexto de la pelea hubo muchos factores, desde el réferi, que no detuvo la pelea, y hay un dato muy importante: en la esquina de Owen estaba su manager, Dai Gardiner, y su papá, Dick. Ahí te das cuenta que había muchos elementos que pudieron haber parado la pelea. Más allá de la vida de Pintor, yo quise enganchar más a la gente y hacer una unión entre la vida de Pintor y Owen, pues Pintor viene de una familia disfuncional y Owen de una familia estable, en circunstancias muy distintas.
Pero en 2002, unos británicos vinieron a México a hacer un documental, Johnny Owen. The long journey, donde entrevistan a Pintor, y donde viene el papá de Owen a visitarlo e invitarlo a Gales a develar una estatua de su hijo. Hay una escena donde Dick y Pintor están tomados de la mano derecha como un padre y un hijo.