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Libros y la pintura, un refugio para Mario Navarro mientras pasan los días en el penal

Especial de Fin de Semana

Cada pincelada lo hace olvidar lo duro que es vivir en una prisión, y cada forma, retrato o paisaje lo llevan al exterior, a recordar lo que pudo disfrutar.

En sus manos, Mario Navarro sostiene una paleta con los colores necesarios para dar vida a su próxima obra. Se trata del cuadro de un apache con el rostro de uno de sus compañeros, uno de los internos del penal de Santiaguito, en Almoloya de Juárez. Sí, Mario se encuentra recluido desde hace casi 18 años, tras recibir una sentencia de casi cinco décadas por homicidio doloso; sin embargo, tras reconocer el error que cometió hoy se refugia la biblioteca de este penal, en donde ha logrado también desarrollar grandes habilidades en la pintura.

Cada pincelada lo hace olvidar lo duro que es vivir en una prisión, y cada forma, cada retrato o paisaje que plasma en el lienzo lo llevan al exterior, a recordar esos paisajes que en el pasado pudo disfrutar. “Mi ingreso al centro fue un poquito difícil, ya que mis actividades eran completamente ajenas a la delincuencia. Desde que ingresé me refugié en el área educativa”, explica el hombre de 62 años, que se muestra arrepentido.

Ingeniero de profesión, Mario se dedicaba a la construcción y mantenimiento de carreteras; hoy, años después del error que cometió, viste el uniforme café que lo distingue de los reos que aún no tienen sentencia, mientras su refugio se encuentra en la biblioteca del penal, de la cual él es el encargado. “Venía con regularidad a la biblioteca, desde prácticamente mi ingreso… Creo que es uno de los espacios más agradables de todo el penal por las condiciones de higiene, orden y creatividad… Ya después me dieron la oportunidad cuando se fue preliberado el compañero que estaba aquí”.

Su buena conducta, inteligencia y creatividad le hicieron ganarse el respeto de sus compañeros y la confianza de las autoridades penitenciarias; por eso lleva ya 10 años como bibliotecario. “Hemos hecho muchas actividades aquí, desde la realización de escenografías, preparación de libretos para pastorelas. Hay muchas actividades; casi nunca estamos parados”.


Expresión artística

Antes de ser ingresado al penal Mario utilizaba el dibujo, pero no precisamente de manera artística, ya que por su profesión requería más del dibujo técnico, del diseño, pero recuerda que de pequeño su madre le enseñó lo elemental de la pintura artística. “Por parte de mi madre, me dio las bases de cómo combinar colores, de hacer el círculo cromático, algo de dibujo artístico; pero en mi carrera no utilizaba yo la pintura artística”.

En estos 10 años como bibliotecario ha logrado desarrollar habilidades y el gusto por este tipo de arte, a tal grado que la dependencia encargada de los centros penitenciarios o sus mismos compañeros le piden alguna obra. “Son diferentes las circunstancias, a veces las áreas técnicas me traen alguna imagen que quieren que les reproduzca o los compañeros me trae fotografías y de alguna forma hago alguna mezcla entre algo que ya tengo, algún póster, y la fotografía de algún compañero”.

Él entiende que a este penal llegan muchas personas inocentes y culpables; quienes tienen una verdad e historia que contar o una mentira que preservar, pero la mayoría no puede ocultar sus sentimientos, el dolor de recordar lo que un día fue la libertad, pero sobre todo a sus familias.

Por ello, antes que los retratos o los paisajes, lo que principalmente le piden sus compañeros son cuadros en los que aparezcan los integrantes de sus familias. Ellos le entregan una fotografía de sus seres queridos, mientras que Mario debe hacer lo posible para volver a integrar a esta familia en el lienzo. “Hay trabajos muy particulares como tener que juntar a una familia y es interesante, de alguna manera los compañeros también quieren tener a su familia reunida o formar parte de ellos, entonces eso me permite hacer cosas diferentes”. 


Aquí no se gana mucho, una de sus pinturas no se oferta en galerías ni se presentan en distinguidas exposiciones, esto le alcanza en ocasiones a generar 200 pesos por semana.

“No es una situación de ganar mucho o poco, de alguna manera hay algunos que llevan más elaboración y otros no tanta, pero más o menos es lo que necesito para mis gastos, 200 pesos a la semana”.

Arrepentido por el delito que cometió, pero con una sonrisa en el rostro por el avance que ha tenido gracias a la literatura y a la pintura, reconoce que no lo hace tanto por la ganancia económica, sino que es parte de su terapia ocupacional.

 “Me relaja mucho, se me va el día prácticamente rapidísimo. Todo el día me la paso pintando, ya cuando llego mi estancia me llevo un libro y es cuando aprovecho para leer, es terapia ocupacional”.

Aunque la vida para un interno puede ser monótona, para él los días pasan de manera fugas, pues las horas se desvanecen en cuanto toma un libro o un pincel. “Todos mis días son diferentes, desde pintar algo en especial o tener que realizar alguna tarea o hacer otra actividad, pero todos mis días son diferentes, pasan rapidísimo cuando uno está entretenido con algo que te gusta”.


Un día en el penal

A las 9:00 comienza su día en la biblioteca y debe barrer, trapear, acomodar las mesas y limpiar los manteles; tener los libros ordenados y listos para los compañeros que van en busca de algún título, o bien que los docentes que acuden a impartir clases requieran algún tipo de lectura para el día.

A las 12:00 horas debe salir a pasar lista y tomar los alimentos; después de un momento de recreación, regresa a la biblioteca y continúa con las actividades, mientras que en los ratos libres los ocupa para seguir pintando.

En punto de las 17:00 horas termina su día en la biblioteca; sin embargo, después de pasar lista y regresar a su celda, lleva consigo algunos libros para aprovechar el tiempo antes de dormir, una rutina que siempre le comparte a los compañeros, sobre todo a los más jóvenes que tienen la oportunidad de obtener su libertad en edades de plenitud. “Lo único que les puedo recomendar es que le echen ganas, que hagan algo productivo, que construyan, que construyan; no que destruyan, sino que construyan lo que sea, lo que sea, pero que construyan”.

MMCF

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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