Al recorrer las dos horas de camino de Guadalajara a Mazamitla, durante la mayor parte del trayecto domina el color verde del paisaje montañoso. Antes de llegar al municipio uno ya puede entender por qué es uno de los ocho pueblos mágicos de Jalisco.
Enclavado en la Sierra del Tigre, Mazamitla es una experiencia sensorial. El olfato es impregnando por el olor a pino y aire fresco que caracterizan al municipio, lo vuelven atractivo para aquellos cansados del calor y smog de la urbe.
Al llegar a la cabecera municipal la vista es complacida con el color blanco, tinto y café de las casas y comercios, cuya arquitectura provinciana ofrecen una panorámica peculiar, distinto a todo lo que está acostumbrado un citadino.
El gusto también es estimulado en Mazamitla, con la típica birria de borrego y los postres de coco, cajeta, calabaza, tejocote y membrillo, tradicionales de la región.
Mazamitla es además, generador de adrenalina o paz. Ofrece lo mejor de dos mundos: para los aventureros, la posibilidad de practicar deportes como senderismo, gotcha, tirolesa y cuatrimoto en montaña. Y para los que buscan descanso, pueden alojarse en una cabaña en el bosque, alejados del bullicio humano.
JMH