Son las 15:00 horas y en segundos, las puertas de la escuela primera Everardo Márquez, ubicada sobre Avenida Revolución en Pachuca, se abren y decenas de niños y niñas salen eufóricos de las instalaciones en espera de que sus padres estén ahí para recogerlos.
Entre el ir y venir de autos, que pasan de forma apresurada sobre la calle 16 de enero de 1869, donde se ubica la entrada de la primaria y el tráfico sobre se carga más, esta tarde de calurosa miércoles los menores decidieron cambiar los dulces, por una congelada.
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Algunos platican a sus mayores los contratiempos en su día escolar, otros son tomados de la mano para llevarlos hacia la parada del Tuzobus, mientras que otros tantos se suben a los autos de sus padres, y algunos más, esperan a que lleguen por ellos.
"A veces hay un montón de niños acá afuera, sus padres no pasan por ellos a la hora, supongo que porque trabajan, pero yo estoy desde las 14:30 horas para esperar a mi nieto, porque ya las cosas no son como antes", expresa la señora Rita, quien relata a su acompañante, una madre de familia que también espera a su hijo, lo que le pasó a Fátima, la niña de 7 años, a quien una mujer se llevó al salir de una escuela de la Ciudad de México, para después ser hallada asesinada.
A las 15:15 horas, la entrada de la escuela aún tiene movimiento, sobre todo de padres y madres de familia que esperan hallar un lugar para estacionarse en la calle, y los vendedores de atienden a sus pequeños clientes.
"Se supone que hay padres de familia, por grupos, que se deben coordinar con la dirección de la escuela para ver a qué papás les toca vigilar la salida de los niños, pero casi nunca vienen, y sólo tienen que esperar hasta las 15:30 horas", explica otra madre de familia, quien prefirió no dar su nombre.
Son las 15:45 y cada minuto se va desalojando la calle, mientras en las puertas de la escuela se asoman tres personas, mientras que un grupo de cinco niños permanecen afuera de ésta, aunque los vigila una mujer.
Al final, un niño de, aproximadamente siete años, se queda recargado en la puerta principal, en donde un trabajador de la institución le dice que se quede ahí, mientras el menor observa la calle para ver pasar a los autos.
"Luego si dejaban a los niños solos, ahorita por lo que pasó con la niña de la CDMX yo creo que se asomaron, pero esto no ha sido siempre, porque cierran las puertas y lo que quieren es salirse temprano", denuncia otra madre de familia, quien también prefirió omitir su nombre para evitar problemas con el centro escolar.
Es así como el pequeño se queda recargado en la puerta, mientras el trabajador lo vigila, y 45 minutos después de la hora de salida de esta escuela primaria, pasan por él.
