"¡Lleve su ropita a 10 pesitos!" gritó un hombre, mientras no perdía de vista a las decenas de personas que se amontonaban para buscar, entre montañas de ropa, para checar que nadie se llevara nada sin pagar.
Entre el tumulto, una mujer llevaba el cubrebocas, mismo que retiró," ¡ya no soporto el calor, estoy sudando!", comentó a su acompañante que se limitó a observarla y ha responderle con la cabeza con una negación a la decisión tomada.
"¡Ya estamos en semáforo amarillo, ya no hay tanto virus!", dijo, mientras apartaba una blusa de flores.
El grito de venta de congeladas y bolis hizo girar la mirada de un niño que acompaña a su madre, y salió corriendo para alcanzar al vendedor que le ofreció la gama de sabores de sus productos y entre la emoción de su mirada, regresó con su madre para pedirle una congelada de limón, pero fue retenido entre la gente para medirle un pantalón.
"¡O te compro el pantalón o la congelada!, tu dices!"; y fue así como agachó la mirada para ver que le quedaba un poco largo.
"Mi esposo se quedó sin trabajo, de nuevo, y este chamaco necesita ropa. Ya está creciendo.
"No me alcanza para nada, pero de mínimo un pantalón para la semana", comentó en voz alta la mujer que dirigió su mensaje a las mujeres que la acompañaban en la misión por hallar ropa para la familia.
"Yo también vengo acá para comprarme ropa, la situación es complicada y hay que ahorrar", respondió la mujer.
El Jardín del Arte se llenó de múltiples puestos, unos con carpa y otros al ras del suelo, aprovechando el clima que ofreció Pachuca este sábado y por el cual, mucha gente salió a realizar compras.
"Pues las ventas están bajas, la gente no compra mucho, no como antes de la pandemia", expuso un vendedor que ofrecía, como muchos otros o casi la mayoría, ropa y artículos de doble uso.
Sin sana distancia, sin gel antibacterial y tampoco estornudo de etiqueta, la gente se presentó en este espacio, donde cada sábado colocan los puestos en forma de laberinto en el cual, las personas se pierden.
Algunas personas decidían retirarse ante las aglomeraciones en algunos puestos, "esto se sale de control", expuso una joven que tomó su desinfectante para rociarlo por su cuerpo y salir de ahí, otros más comentaron que la pandemia estaba controlada en Pachuca, sin saber que es el municipio con mayor incidencia de contagios de covid-19.
"La gente tiene que salir, tenemos que trabajar y no hay de otra. El chiste es perderle el miedo al bicho, seguir la vida y pedirle a Dios que nos bendiga", expuso una señora de la tercera edad quien salió a vender, después de semanas de permanecer en casa, "pero ya me vacunaron y hay que comer", expuso.
Y así, entre los espacios reducidos, el número de personas y puestos, "parece que el covid-19 ya se fue", expuso otro vendedor, para continuar ofreciendo su ropa de 10 pesos.