Ante la emergencia generada por el covid-19, el modelo educativo que basa los aprendizajes en el contexto familiar genera desigualdades, situación que muestra la necesidad de un cambio para generar estrategias que se traduzcan en saberes, explicó Graciela Messina, académica del departamento de Humanidades de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Durante el foro virtual “Marginación sistémica escolar ¿Cómo construir condiciones distintas?”, la especialista en procesos educativos resaltó que ante la pandemia se implementó una reacción emergente: trasladar la educación a las casas; sin embargo, la estrategia empleada presenta áreas de oportunidad.
“Esto ha implicado la marginación sistemática de miles de niñas, niños y jóvenes en edad escolar. La pandemia rescató la escuela pública y la presencialidad como la modalidad ideal para la educación como espacio vital de sociabilidad”, explicó.
Comentó que, en el presente ciclo escolar, la clave para que los estudiantes logren aprendizajes se encuentra en revertir procesos: pasar del enjambre a la red comunitaria; del trabajo que toma todo el día a aquel que beneficia a las personas.
“Debemos reivindicar el tiempo de la escuela y generar espacios de aprendizaje en los domicilios que no dependan enteramente de las posibilidades de las familias, pues esto genera desigualdades”, apuntó.
Para la académica que forma parte del Sistema Universitario Jesuita, la contingencia generada por el coronavirus puso al desnudo lo que siempre estuvo presente: el capitalismo salvaje que destruye.
Resaltó que, en general, las contingencias son parte de la historia de la humanidad y los movimientos sociales plantean que existen alternativas a los discursos de odio y miedo.
“Necesitamos hacer un trabajo de pausa reflexiva para generar comunidades a través de redes digitales”, comentó
La investigadora invitó a reflexionar sobre el tiempo aparentemente detenido y analizar la forma en que impacta a cada persona para trabajar en la construcción de aprendizajes en condiciones distintas.
mpl