Todavía no amanece y cientos de regiomontanos ya están formados para recibir la segunda dosis de la vacuna de AstraZeneca en el módulo de la Facultad de Medicina.
Son las 06:33 y la fila ya está desde la puerta de la citada escuela de la Universidad Autónoma de Nuevo León, sobre la calle Eduardo Aguirre Pequeño, hasta unos cuantos metros de la avenida Gonzalitos, sobre la calle Doctor Carlos Canseco.
Los primeros que llegaron al módulo están bajo los toldos desde la medianoche, donde incluso MILENIO constató que esperaban sentados conversando.
Pareciera que la gente no quiere repetir el escenario del miércoles, donde los tiempos de espera eran de hasta seis horas y por ello muchos decidieron madrugar.
Apenas son las 06:48 y el tiempo de espera se hace eterno, es inevitable no escuchar las historias de los vecinos de la fila sobre conocidos con covid, el miedo de contagiarse siempre está presente.
Los vigilantes de la facultad, acompañados por un perro guardián, iban indicando dónde iba la fila, al tiempo que pedían respetarla. Ante esa recomendación, el tema de la sana distancia pasó a segundo término, pues el objetivo era claro, que los recién llegados no hicieran trampa ni se metieran.
La mañana es fresca y la gente alrededor ruega que el viento ligero y el cielo medio nublado duren, para aguantar la jornada, luego de 9 semanas de espera desde la aplicación de la primera dosis.
Y es que muchos de los que ahora esperan armados con sombrillas y botellas de agua se preparan para hacer hasta tres horas de fila y otros, que no venían preparados, fueron los mejores compradores, pues en el área médica no faltaron los vendedores, que llevaban desde tacos hasta bancos de plástico.
A las 06:52, en la entrada a la Facultad de Medicina, se instaló un módulo especial para las personas con discapacidad y embarazadas, a ellos sí los dejaron entrar y les permitieron aguardar bajo las carpas instaladas para la vacunación, sentados. Mientras, afuera, debido a la aglomeración, terminó formándose una segunda fila sobre la calle Doctor Carlos Canseco.
Unos 40 minutos después se armó la sexta fila, esperando a que inicie la vacunación. A esta hora los comentarios son contrastantes, pues algunos dicen optimistas que “ya falta poco para que se mueva la fila y se vaya rápido”, mientras otros coinciden en que “está muy feo lo de los contagios”.
La Policía de Monterrey ofreció servicio de traslado en razer a los que iban llegando en la esquina de Calzada Madero y Eduardo Aguirre Pequeño hasta el cruce de Doctor Carlos Canseco y la avenida Gonzalitos.
“Voy en la segunda fila de seis que dan vuelta a toda la manzana de la Facultad de Medicina, ahí la llevo, vieja”, se oye a las 08:17 la conversación telefónica de un hombre con su esposa.
Los que llegaron cerca de las 06:30 se instalan en las sillas del módulo a las 08:42, la espera se vuelve más amena mientras se está sentado; así, unos minutos después se recibe la vacuna y ahora solo queda esperar a que sea liberado el certificado de inoculación.
El otro lado
Contrario a lo que ha pasado en Monterrey durante dos días, con filas kilométricas, en el municipio de San Pedro Garza García, los jóvenes de 18 a 29 años se mostraron complacidos por la agilidad que reinó en el proceso.
Ramón, de 23 años, uno de los jóvenes que esperaba vacunarse llegó a las 09:30 al módulo peatonal de la colonia San Pedro 400, no pasó ni un minuto cuando le pidieron su papelería para para ingresar al área de vacunación.
En comparación con las personas adultas mayores, y adultas en general, que permanecían platicando cuando esperaban ser inmunizados, los jóvenes sampetrinos lucían apáticos y en su celular interactuando en redes sociales sin dialogar entre sí.
A las 09:54 un guardia decidió romper el hielo y encendió dos bocinas para que retumbara el reggaetón para combatir el silencio que predomina en los jóvenes de entre 18 y 29 años, quienes continuaban concentrados en sus dispositivos móviles.
Solo 47 minutos después de su llegada al módulo, Ramón salió con su hoja de recomendaciones, tras recibir la primera dosis.