Alrededor de 230 pacientes de la clínica bariátrica del hospital Rubén Leñero, ubicada en la Ciudad de México, continúan sin recibir atención, en medio de acusaciones por corrupción y casos de negligencia médica, la clínica fue cerrada hace ya casi dos años para ser investigada.
Entre los pacientes se encuentran María Graciela González y Diego González quienes se operaron en esta clínica a finales del 2019, sin embargo; fueron víctimas de los malos manejos que se realizaban dentro de la misma, así lo aseguraron en entrevista para MILENIO.
María González declaró que se registró como paciente de Plan B, lo cual consistía en pagar todos los insumos para poder ser operada con un costo de alrededor de 50 mil pesos. Un día antes de su operación, se le pidió firmar unos papeles, tras su cirugía se dio cuenta que decían que su operación se había hecho de manera gratuita.
“Un día antes de mi cirugía la trabajadora social, Elisa Tapia, me entregó un documento en el que me dijo que era para no pagar mis consultas preoperatorias porque ya había pagado mucho en todos mis insumos; y un tiempo después pasó mi cirugía y me entero que la hoja que me entrego era de gratuidad y reviso mis papeles de ingreso y egreso y eran de gratuidad”, explicó María.
Asimismo, denunció que en la clínica se les exigía comprar todos los insumos en la Distribuidora Tavi bajo el argumento de que eran productos de buena calidad, pero al buscar su registro, dicha empresa ni siquiera existía.
En el caso de Diego González, mencionó que sufrió complicaciones post operatorias luego de haber sido operado con material médico reutilizado.
“En mi cirugía a mi me fue muy mal, tuve consecuencias, tuve unas fístulas, dos fístulas y las grapas se me salían por un dren que yo tengo por acá… Una enfermera de nombre Laura me comenta que en mi cirugía se utilizó material reciclado del paciente anterior y que además del kit que yo había provisto para mi cirugía no había sido el que se ocupó en la misma”, denunció.
Además de tener que lidiar con la mala praxis, tras el cierre de la clínica, los pacientes se quedaron sin atención ya que el hospital se negó a darles el seguimiento correspondiente, dejando a muchos sin consultas debido a que no pueden costearlas en el sector privado.
“Muchos pacientes estamos sin atención, sin tener ni una sola consulta médica cuando un paciente bariátrico se tiene que estar checando de manera constante y haciéndose estudios clínicos y de vitaminas”, explicó María.
Aunque los pacientes no son los únicos que tienen que lidiar con lo ocurrido sino también médicos como el Doctor Néstor Apáez, quien tras el cierre de la clínica continuó atendiendo pacientes hasta que fue despedido en julio presuntamente de manera injustificada.
“Algunos de los pacientes que tuve la oportunidad, que tenía contacto mío yo los terminaba atendiendo en urgencias e incluso trataba de hacerlo avisando a mi encargado de cirugía general, pero era una constante cacería de brujas y no se me permitía atenderlo como servicio de bariatría tendríamos que atenderlos como cirugía general y eso únicamente si me tocaba el día de urgencias… Más que nada yo creo que el despido fue deshacerse de alguien que les estorbaba y esto es alguien que tuvo el valor de denunciar”, dijo Apáez.
Ahora los pacientes piden la restitución del doctor Néstor así como reanudar la atención para los pacientes de bariatría ya que muchos no pueden pagar una consulta privada para continuar su seguimiento y por lo cual han muerto.
“Los muertos los estamos poniendo nosotros como el compañero de hace unos días que falleció que más necesitan las autoridades para hacer una limpieza de esa corrupción que existe en ese hospital y específicamente existió en esa clínica”, precisó Diego.
De acuerdo con fuentes de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, ya se están atendiendo a los pacientes de dicha clínica que requieren seguimiento urgente y a quienes no se les pueda referir en dicho centro; podrán ser atendidos en otros hospitales de la red.
AS
