La caída del precio de la mezcla mexicana de petróleo a niveles negativos de un 116 por ciento de su valor entre el viernes y el inicio de la presente semana, para posicionarse en su peor nivel histórico, tendrá un efecto negativo que se traducirá en mayores complicaciones para el desarrollo de energías limpias y alternativas, explicó María Eugenia Ibarrarán Viniegra, directora del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga (IIMA) de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Comentó que, si se mantienen por un tiempo prolongado los precios bajos del petróleo y de las gasolinas, será más complicado que se opte por los procesos renovables ya que será más costoso ponerlos en marcha en ciudades como Puebla.
Destacó que, cada año, las enfermedades asociadas con la contaminación urbana afectan a millones de personas y solo con la mejora en el oxígeno que respira la población, así como la reducción de efluentes por parte de las industrias, propician la restauración de los ecosistemas al tiempo que mejoran la calidad de vida de las personas.
“Es urgente moderar el consumo y modificar los criterios y formas de producción para optar por políticas verdes que, aunque costosas, pueden ser vitales para salvaguardar los ecosistemas. Va a ser un momento complicado para implementar regulaciones ambientales porque todo girará en torno a salvar la economía”, agregó.
Explicó que una de las principales causas de la contaminación es el crecimiento demográfico, cuyo problema proviene del aumento de la densidad poblacional, es decir, entre mayor sea el número de habitantes, más residuos y contaminantes se generan.
Resaltó que ante la contingencia que obliga a una cuarentena que restringe el traslado, en un lapso de tres meses, los biomas que coexisten con la urbanidad se han beneficiado visiblemente de la reclusión de los seres humanos.
Ibarrarán Viniegra dijo que la contingencia propone el replanteamiento de las dinámicas de convivencia porque cambiará en el mundo cuando la vida cotidiana sea restaurada. “Debemos aprender que hay otras formas de interactuar que no deben de ser tan intensivas en recursos ni en contaminación”.
Por otra parte, la investigadora destacó que, entre los múltiples beneficios de reducir la emisión de contaminantes, algunos riesgos continúan latentes como los hábitos de consumo que pueden traducirse en un incremento en el uso de desechables con la finalidad de evadir tareas de limpieza.
“Entre las principales alternativas para sobrellevar la cuarentena sin afectar considerablemente al medio ambiente, se recomienda el uso de artículos lavables, así como la reducción del uso de biodegradables en envases de plástico para optar por agua y jabón. De igual manera, se sugiere la elaboración personal de cubrebocas de tela”, finalizó.
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