Socavones, inundaciones, ríos sobre asfalto… en estos fenómenos urbanos hay diferentes aproximaciones y es que según expertos, lo que se vive en el Área Metropolitana de Guadalajara debido a las lluvias, se gestó hace mucho tiempo por una mala planeación.
Carlos Romero, Urbanista ambiental y académico de la Universidad Panamericana, mencionó que la planeación y las redes hídricas han caído en la obsolescencia total.
"No son incidentes aislados, tiene que ver con un modelo de planeación que ha caído en la obsolescencia, también tiene que ver con otra obsolescencia de las redes hídricas y de su mantenimiento contra o contrastado con el crecimiento de la urbe y el mantenimiento", dijo el especialista.
El domingo 6 de julio una tormenta de 45 minutos dejó más de 7 árboles caídos y 18 colonias inundadas en la zona metropolitana. La precipitación nocturna del lunes 7 de julio provocó la caída de 8 árboles y 17 viviendas inundadas con más de 10 centímetros en su interior.
Árboles caídos, otro problema durante el temporal
Según el urbanista, los árboles citadinos en su gran mayoría de ellos han sido sembrados. Por lo que además de que no se han escogido las especies adecuadas, las raíces tienen poca profundidad entre las planchas de concreto lo que hace que cualquier viento fuerte pueda derribarlos.
"Tiene que ver con una muy poca profundidad de raíz, donde por las planchas de concreto, en camellones o en banquetas, se obliga al árbol a que sus raíces tengan poca profundidad y sean muy extensas en superficie, muy superficiales", explicó.
Los socavones tienen más que ver con la infraestructura instalada, que fue calculada para un volumen específico de líquido, pero este se ve singularmente incrementado por el temporal.
"En el periodo de lluvias, tenemos entonces otra vez la mezcla de drenaje y agua pluvial, y entonces una superación de la capacidad de estas tuberías, de estos colectores, de estas infraestructuras, y con ello, por consecuencia, la aparición de estos socavones", señaló Romero.

El fenómeno tiene que ver con la impermeabilización que se han hecho de miles de hectáreas en la mancha urbana, y una capacidad de infraestructura que se planeó para otro modelo de ciudad.
"Pero la solución, entonces, no es cambiar esos tubos más grandes, sino tener una capacidad de retención y de infiltración de las aguas que sea eficaz. Insisto, la vía no es hacer miles de metros o de colectores, sino aprovechar de otra manera, con los recursos que hoy se conocen y hoy se tienen, para atender el fenómeno", enfatizó el académico.
Prevención la clave para evitar catástrofes
La situación tiene que ver en cómo responder a las contingencias actuales y cómo prevenirlas para que no cobren vidas. Cerrar vialidades que se inundan regularmente, desazolves, limpieza de calles y sobre todo alertar a la población de que debe tomar precauciones.
"Cuando ves que tenemos x milímetros de lluvia, se toman, se sabe por el radar Doppler y otras herramientas, dónde están siendo estas precipitaciones, y lo que hay es que hay que cerrar esas vialidades", concluyó Romero.
Atender a las marcas de inundaciones en pasos a desnivel es responsabilidad ciudadana, así como evitar exponerse en medio de una tormenta.
OV