Por José Antonio Caballero y Sergio López Ayllón
Ilustración: Fabricio Vanden Broeck
En el caso de los informes, a pesar de los miles de páginas que contienen descripciones, peritajes, entrevistas, mapas y un largo etcétera, los hechos criminales son los mismos y las preguntas centrales siguen sin respuesta. Por su parte, las investigaciones ministeriales todavía no concluyen y, hasta donde sabemos, no existen sentencias condenatorias para nadie. El informe del presidente de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia de la Secretaría de Gobernación destaca por ser el más breve y, comparado con los otros, está construido con menor rigor, por decir lo menos. Los miembros de la Comisión aparentemente desconocían su contenido, no lo suscriben y ni siquiera estuvieron presentes durante su presentación. Además, una parte importante de su contenido está testado. ¿No resulta todo lo anterior paradójico con el mandato de una “Comisión de la Verdad” que debería aportar luz y claridad sobre el asunto?
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