Ciudad de México /
Basarse simplemente en la tradición, los derechos humanos en abstracto o las tendencias en otros países para crear normas y políticas deja el fundamento de nuestros juicios morales en el dominio de la inconciencia. Ser críticos de las posturas de los grupos en contienda es dudar de las verdades que supuestamente subyacen en distintos esquemas de regulación. Estas dudas abren la posibilidad de reconsiderar deliberadamente el valor útil de las distintas propuestas: su conveniencia práctica. Me parece que el escepticismo moral es el primer paso hacia un mejor diseño de las normas y políticas públicas en materia de prostitución.