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En legítima defensa: Yakiri Rubio y la justicia machista

Ana Katiria Suárez presenta en su libro ‘En legítima defensa’ el testimonio del proceso legal de Yakiri Rubio, la joven acusada en 2013 de homicidio tras matar a su violador.

En 2013 Yakiri Rubio fue secuestrada, violada y apuñalada en un hotel de la colonia Doctores, mientras intentaba evitar que su agresor la asesinara con un arma blanca, éste recibió una herida en el cuello que causó su muerte.

Yakiri pidió auxilio y terminó siendo acusada de homicidio por la muerte de su agresor. El encarcelamiento y la liberación de la joven estuvieron acompañados del interés de la sociedad y de muchos actores políticos; pero también tuvieron como pilar la defensa de la abogada Ana Katiria Suárez.

A más de tres años del inicio de esta historia, la abogada ofrece en su libro En legítima defensa. Yakiri Rubio y la gran batalla contra la violencia machista y el sistema penal (Grijalbo 2017) su propio testimonio de un proceso que inició el 9 de diciembre de 2013 y que aún no ha terminado.

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Una notificación en su perfil de Facebook cambiaría de golpe el rumbo de la vida de Ana Katiria, quien volvía a México aquel año luego de estudiar una maestría en Barcelona.

“Una amiga me etiquetó en Facebook para que leyera el desesperado mensaje de auxilio que lanzaba José Luis Rubio, el padre de una joven que en ese momento estaba a punto de ser trasladada de la agencia 50 del Ministerio Público a la reclusión preventiva en el penal de Santa Martha Acatitla, consignada por homicidio calificado, además de robo agravado”, narra la abogada en su libro.

Luego de responder a ese mensaje, la penalista comenzaría también una historia propia, que la obligaría a repensar y madurar su profesión al enfrentarse al sistema de justicia mexicano y a un caso que sin el interés de la sociedad y sin una defensora comprometida habría terminado sumando una interna a las cárceles capitalinas.

“Es perder el miedo a decir qué es lo que se vive frente a un sistema machista, autoritario y represivo, me pareció un buen foro o una forma de continuar levantando la voz, por todas las violaciones a derechos humanos y atropellos que constantemente están ejerciendo no sólo con las víctimas o los denunciantes, sino también con los litigantes a quienes nos transmiten la idea de tener que mendigar justicia, de tener que suplicar justicia”, dijo Ana Katiria en entrevista con MILENIO.

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En 194 páginas la abogada comparte cómo vivió el proceso desde su papel de defensora legal de Yakiri Rubio, los elementos del caso y las muchas irregularidades, desde que los padres de la joven tuvieran que pagar 20 mil pesos por una copia del expediente hasta los testigos falsos y aleccionados y las pruebas sembradas para inculpar a la joven.

A lo largo de la narración Ana Katiria hace un recuento de los elementos que le permitieron primero cambiar a Yakiri de un penal donde fue atacada y amenazada de muerte a otro un poco más seguro; tres meses después sacarla de prisión y un año y medio después conseguir su absolución por el homicidio de Miguel Ángel Ramírez Anaya, su violador.

Justicia chiquita

El nombre de Ana Katiria Suárez está ligado para siempre al caso de Yakiri Rubio, sobre todo ante las decenas de personas con las que se entrevistó en busca de que se le hiciera justicia a la joven que se encontraba recluida por haber asesinado a su agresor en el uso de una legítima defensa.

Desde diputados, activistas, el juez Santiago Ávila Negrón, quien tenía el caso de Yakiri, el entonces procurador capitalino Rodolfo Ríos Garza, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y Édgar Elías Azar quien presidía el Tribunal Superior de Justicia de la CdMx, Ana Katiria se reunió con una enorme lista de funcionarios de todos los niveles, activistas y defensores de derechos humanos.

En su libro Ana Katiria rememora esos encuentros algunos con la violencia de género que implicaban, los retrocesos en el caso, la apatía y el enojo, pero también detalla el apoyo emocional y jurídico que recibió por parte de otros actores públicos y de la sociedad.

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Al final de año y medio de proceso Yakiri fue absuelta lo que la abogada califica como un “triunfo para los derechos humanos, porque difícilmente encontramos un caso de lucha por restablecer los derechos humanos de una víctima y por lo general la victima ya no está con nosotros, ha perdido la vida en manos de sus atacantes, y en este caso no, en este caso está viva, recuperamos su libertad y puede conseguir con su vida”.

Ahora la lucha de Ana Katiria es por “establecer al menos por una autoridad que Yaki fue violada aunque se archive, porque el muerto no se puede consignar, pero no, no existe una autoridad en toda la ciudad desde el mínimo nivel hasta el máximo nivel que es la federal que se haya atrevido a reconocer que la legítima defensa que ejercitó Yaki para salvar su vida fue derivado de una agresión sexual”.

“La resolución en el caso de Yaki es chiquita, poquitera, atole con el dedo… eso es lo que nos ganamos”, dice la defensora quién espera que una de las ganancias paralelas de este caso sea la conciencia de la necesidad de conocer nuestros derechos.

“No al miedo, no, sí a levantar la voz, sí a conocer nuestros derechos. No esperemos ya nada de ellos, ellos nada nos van a dar, los derechos se exigen no se mendigan”, remata.


nerc

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