Policía

Hasta que la muerte separe a los cuatro

Tenían grandes planes juntos, pero el día de la boda alguien no calló para siempre; el drama tuvo su desenlace en la iglesia de San Mateo Apóstol, municipio de Tultitlán.

La Iglesia de San Mateo Apóstol, en San Mateo Cuautepec, Tultitlán, es un templo pequeño y entrañable para los vecinos que acuden a venerar al santo patrono. Ahí en el pasillo del pórtico, de traje y acompañado de familiares y amigos, Brayam miraba impaciente su reloj. Eran cuatro y media de la tarde de ayer y se acercaba la hora. Se casaría en unos minutos.

A sus 21 años tenía grandes planes con su futura esposa que también ronda esa edad. Ella ya estaba arribando con su amplio vestido blanco, escotado, nerviosa pero radiante por lo que sería una fecha inolvidable para ambos.

Ahí mismo en Tultitlán, apenas 10 días antes, una tragedia había enlutado a la comunidad. Otro matrimonio, este de 75 años, había sido atacado por la delincuencia en su propio domicilio en el barrio de La Concepción. El 25 de abril un ladrón irrumpió violentamente para robar en el hogar de María Ernestina y Arturo, pues supuso que los ancianos no opondrían resistencia alguna, pero no fue así, por lo que tuvo que someterlos.

A él le ató un cable eléctrico en el cuello y, apretando, lo arrastró hasta el patio donde quedó tendido. A ella primero le vendó los ojos con una bufanda, para después ahorcarla utilizando una agujeta, dejándola inerte en el piso del baño. Después, con calma, lo que encontró de valor fue cargado dentro de un auto que también estaba en la vivienda. Aunque confiaba en haber acabado con los posibles testigos, cuidó cada movimiento. Comprobó que nadie se había percatado y huyó.

Horas más tarde llegaron familiares y notaron que la puerta estaba entreabierta. Hallaron el saqueo y los cuerpos tirados. Alarmados, llamaron a emergencias y los paramédicos de Protección Civil municipal llegaron a la trágica escena. Las autoridades mexiquenses de la Fiscalía se presentaron para sus diligencias forenses e iniciaron de inmediato las investigaciones.

En el atrio de Cuautepec el tiempo avanzaba. Eran ya casi las 5 de la tarde. Las campanas del único torreón de la iglesia, redoblando. Los novios se alistaban para entrar, aunque como dicta la tradición, no lo harían juntos. Fue entonces cuando entre los familiares y amigos asistentes a la ceremonia hubo sorpresa por la llegada de extraños al lugar.

Decenas de agentes policiacos de la Secretaría de Seguridad estatal, de la Fiscalía para la Atención a la Violencia de Género y de la Subdirección de Investigaciones en Valle de México los tenían rodeados. Los de la FGJEM llevaban una orden de aprehensión.

Llorando, la novia abrazó muy fuerte al azorado Brayam mientras este era inmovilizado y escuchaba sus derechos como detenido. Había sido imputado por Arturo, quien a duras penas logró sobrevivir al ataque y el personal de la ambulancia lo salvó... Lo había reconocido antes de que lo dejara por muerto. Las labores de inteligencia en conjunto de la SSEM y la FGJEM derivaron en la ubicación y captura del probable ladrón feminicida.

La joven que soñaba con aquel día no esperaba que todo terminara así. Desesperada, pedía a gritos que lo liberaran. Prácticamente hubo que arrancarlo de sus brazos para hacer el traslado de su prometido al penal de Cuautitlán. De acuerdo con la ley es considerado inocente, sin embargo, si le es demostrado lo contrario, Brayam podría estar tras las rejas durante décadas. Quizá demasiado tiempo para que alguien lo espere afuera.

LC

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Sergio Villafuerte
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