Las dos iniciativas de ley anunciadas por la Presidenta de la República la semana pasada regresan de alguna manera al México previo a la transición. Por un lado está la prohibición de reelección, inmediata y en la misma institución, de legisladores y miembros de cabildos. Por otro la prohibición de nepotismo en cargos públicos.
No es cierto lo que expresó la Presidenta de que con esta prohibición se recupera el espíritu de la Constitución de 1917. La carta magna aprobada ese año impedía solo la reelección en la presidencia de la República. La permitía, de manera inmediata y en la misma instancia, para los legisladores y miembros de cabildo.
Fue hasta 1933 cuando se prohibió la reelección en esos cargos. Muchos han visto en esa prohibición uno de los pilares del partido hegemónico. La no reelección inmediata rompe el vínculo entre el político y los ciudadanos que votaron por él. Su futuro no dependerá de qué tan bien visto sea por sus electores. Dependerá del partido al que pertenece, donde se decidirá si continúa su carrera política como candidato a otro cargo.
Se criticó por varias razones. Una de ellas es que impide o limita la carrera parlamentaria. Nadie llega a ser experto en ninguna cuestión en tres años o en seis. Menos en algo tan complejo como la actividad parlamentaria.
Prácticamente no hay países con democracias consolidadas que impidan la reelección, inmediata y en la misma cámara hay que aclarar.
La prohibición o limitación de nepotismo también tiene que ver con el antiguo régimen mexicano. No es que estuviera formalmente prohibido en el México del siglo XX. Pero el priismo hegemónico fue muy cuidadoso en respetar ciertas formas, ciertas reglas no escritas. Fueron raros, casi inexistentes.
El único caso relevante fue quizá el de López Portillo, que nombró a su hijo subsecretario y afirmó que se trataba de el orgullo de su nepotismo. El cinismo lopezportillista aceleró la transición política.
La prevalencia de varios apellidos en cargos públicos importantes (Salgado, Monreal, Batres, Alcalde, López) es un aporte de la 4T. Una de sus peculiaridades. Hace muy bien la Presidenta en tratar de revertirla.