Si bien hoy existe una guerra declarada entre Israel y Palestina, en concreto frente al grupo terrorista Hamas, lo cierto es que se trata de un conflicto que lleva más de 70 años latente, que se deriva de malas decisiones de Inglaterra y Estados Unidos al término de la Segunda Guerra Mundial, que decidieron dar el control de tierras pobladas por árabes palestinos, a los judíos asentados en Europa, para construir el Estado de Israel, lo que generó una disputa por el control del territorio entre los que ya residían ahí y los que llegaron.
Lo que hemos vivido en siete décadas es una división desigual del territorio entre los dos pueblos, en donde ambas partes, buscan despojar a la otra del control de zonas y en donde, además, han intervenido otros países, generándose guerras continuas, enmarcadas en un conflicto perpetuo.
La guerra que hoy vivimos inicia por ataques terroristas de un grupo radical llamado Hamas que no obedece al Gobierno de Palestina, que además procedió a invadir algunas zonas, sin embargo, la capacidad bélica de Israel es tan poderosa, que la respuesta fue inmediata y furiosa.
Sin embargo, en algunos días veremos con más claridad los saldos de estos ataques y nos daremos cuenta de que, Hamas va a provocar la muerte de varios miles de Palestinos, como represalia de Israel a sus ataques y Palestina, de nueva cuenta se sentirá dañada, alimentando resentimientos que nutren las filas de grupos terroristas como Hamas que, de nueva cuenta, en algunos años intentarán más ataques, alimentando un ciclo que no tiene fin.
Es decir, se puede ganar momentáneamente en el conflicto, pero se debe entender que a la larga nadie triunfa, sólo se alimenta una espiral de violencia.
No es real pensar que un día los israelíes van a acabar con los palestinos o viceversa, ambos pueblos seguirán existiendo y deben aprender a llegar a acuerdos que les permitan coexistir en paz y para ello tienen que ceder ambas partes.
@victorsanval