A Salomé Herrera Preza
La práctica de la democracia política, económica, social y cultural exige como requisito sine quanon, poseer de trasfondo, la democracia de la comunicación y de la información que se presenta, de esta suerte, como tarea a conseguir por la sociedad y sus gobernantes materializadas a través de los entes, procesos e instrumentos de comunicación colectiva e individual.
Esta reflexión personal viene al caso derivada del acto-panel que tuvimos en el Centro de Convenciones de la UAP con motivo de su 32 Feria Nacional del Libro dentro del tema “La obra artística y científica de Leonardo”, promovida y moderada por el profesor-investigador de la Vice-rectoría de Difusión Cultural de la UAP, maestro Lázaro Vázquez y Romero, y del que fui panelista. El tema que desarrollé y expuse estuvo basado en la colaboración publicada en este mismo espacio la semana pasada. Ahora, en entrevista que le hicimos al profesor Vázquez y Romero, continuamos con su apreciación sobre la vida del Genio del Renacimiento y nos comparte:
“A quinientos años del fallecimiento de tan prolífico y versátil personaje, hoy les comentaré una breve remembranza apoyada en la revisión que he hecho de sus principales aportaciones y legados a la ciencia, la cultura y el arte”.
“Su nombre completo era Leonardo di Ser Piero da Vinci, el cual denota el apellido paterno y su lugar de origen. Sin embargo, nunca uso el apellido paterno, por lo que algunos historiadores consideran que esto se debía a que era hijo ilegitimo. No obstante su padre siempre lo apoyó y educó”.
“Sabemos que este singular personaje representante nato del Renacimiento, abordó casi la totalidad del conocimiento existente de su época. Fue investigador y estudioso de la mayoría de las ramas del saber, razón por la cual se le consideró el Homo Universalis por excelencia. La biología, la física, la música, la poesía, la pintura y la escultura -entre otras actividades-, fueron abordados con genial curiosidad e innovadora creatividad.
“Leonardo, como ya se dijo en este mismo espacio, tuvo como primer maestro al gran pintor italiano Andrea de Verrocchio. Esta oportunidad se le presenta gracias a que su padre gestiona su ingreso como aprendiz al taller del artista. En este taller Da Vinci aprendió además de pintura, fundición del cobre, levantamiento de planos, tallar piedra, abrir canales y otras técnicas. En otra de las obras del mismo artista titulada el Bautismo de Cristo, se menciona que los ángeles fueron pintados por Leonardo y el Bautista por Verrocchio, obra donde se pone en evidencia la destreza y sofisticación en el uso del pincel de Da Vinci, en contraste con la brusquedad pictórica de Verrocchio”.
“Se dice también-continúa diciéndonos el maestro Vázquez y Romero-que en esta pintura Leonardo ya utilizaba la técnica de la pintura al óleo traída desde los países bajos. San Jerónimo y La adoración de los Magos fueron otros de sus geniales trabajos pictóricos en este periodo. Pinturas que quedaron inconclusas-“.
“La genialidad en estas creaciones se manifestó en el uso de los contrastes, la distribución geométrica y la destreza en el manejo de la técnica del claroscuro”. “A su paso por Milán donde vivió cerca de 17años, estuvo bajo el mecenazgo de Ludovico Sforza, Director de la Ciudad-Estado, en ese momento”.
El profesor-investigador, Lázaro Vázquez y Rome, nos señala también que esa simbiosis de artista-científico se acrecienta en Milán ya que, aplicando las matemáticas por un lado, con los métodos de observación y experimentación por el otro y al mirar el vuelo de los pájaros y estudiar y dibujar su composición morfológica, va sentando en los dibujos y diseño el arte, la pintura y la técnica y los principios científicos…