“Juan Cordero representa todas las vicisitudes, la miseria y la grandeza de ese siglo contradictorio de depresión y esperanza que fue el siglo XIX. Su vida, como su pintura misma, representan un mundo que caía herido de muerte, pero no sin que cayera gritando voces de esperanza para quienes venían atrás. Porque su biografía, en efecto, la llena un profundo nacionalismo no pocas veces equivocado, pero que lo llevó a ser uno de los precursores de la pintura mexicana, porque su vida es una lucha continua contra los prejuicios europeizantes; su lucha contra el catalán Clavé es el primer brote de nacionalismo en México y la primera manifestación de la conciencia de la grandeza del arte mexicano”.
“Cordero llegó a Roma en 1844 y allí permaneció hasta 1853, cerca de diez años en los que fecundamente aprendió una técnica que la crítica contemporánea ha llamado relamida, pero que hacen de él si no el pintor más inspirado de su época sí, indudablemente, el más plástico”. (Toscano, S. Juan Cordero y la pintura mexicana en el siglo XIX, Universidad Autónoma de Nuevo León).
“Al finalizar el año de 1855, Juan Cordero regresó a su patria. Traía consigo lo que consideraba la obra maestra de su vida, El Redentor y La Mujer Adúltera, firmada ese mismo año en Roma. Y un año más tarde firmaba dos telas más, La Oración del Huerto y un estudio a dos luces de un busto prolongado de Mujer Romana (Ibid) (…) En 1874, en efecto, Cordero concluyó el primer mural laico - como ya lo ha acentuado Diego Rivera que se pintara en México-, con el tema que seguramente debiera a Barreda, quien le brindó los muros de la Escuela Nacional Preparatoria: Triunfos de la ciencia y el trabajo sobre la ignorancia y la pereza”. (Idem).
Elisa García Barragán -una de las mejores y más destacada biógrafas del pintor teziuteco-poblano-mexicano- nos comparte: JUAN CORDERO HOYOS NACIÓ EN TEZIUTLÁN del Carmen, en el estado de Puebla el 10 de junio de 1822. En su acta de bautismo que se halla en la Parroquia del Sagrario de esa población y que está firmada por el párroco, presbítero Arturo Jiménez, se lee: “En esta Parroquia de Teziutlán, en once de junio de mil ochocientos veinte y dos: Yo el Presbro. José Antonio de Herrera de esta parroquia bauticé solemnemente, puse óleo y crisma a Juan Nepomuceno María Bernabé del Corazón de Jesús, de un día de nacido, hijo legítimo de don Tomás Cordero y de doña María Dolores Hoyos. Fueron padrinos don José Manuel de la Torre, soltero y su hermana doña María Josefa de la Torre, domiciliarios todos españoles de esta cabecera a quienes advertí la obligación y parentesco y la firmé. José Antonio de Herrera. Rúbrica”.
Igualmente, también les comparto, amables lectores de Notivox Puebla, que la gentil colaboradora personal, Araceli Trujillo, de Jorge Sánchez Cordero, nieto de Juan Cordero, me reiteró la fecha y año del nacimiento del iniciador del muralismo en México -a decir de David Alfaro Siqueiros y de Diego Rivera- y para mí, el mejor pintor del siglo XIX…
Víctor Bacre