Política

No es lo que eres, es lo que crees que eres

  • La pluma en el mapa
  • No es lo que eres, es lo que crees que eres
  • Verónica Sánchez

El otro día cenando con mi amiga Jess, le platicaba sobre el trabajo que me ha costado lograr lo que tengo; hablábamos de las historias y retos que ha implicado alcanzar mis metas, y que aún alcanzándolas, todavía no lograba sentirme parte de mi propio éxito. Después de esa conversación caí en cuenta que desde muy chiquita me ha invadido ese sentimiento raro de poner en tela de juicio mis alcances, sobretodo cuando me va bien.

Aun con pruebas de mi valía y trayectoria, todavía me invaden sentimientos de inseguridad; es una apreciación subjetiva que no se sustenta en los hechos reales. ¡Sucede en mi cabeza!

Al contar esta historia, Jess, me dice: “Creo que tienes características del síndrome del impostor, búscalo y verás lo común que es, sobretodo en mujeres.” ¡Y sí, tenía razón!

El síndrome del impostor o fraude, refiere a la incapacidad de algunas personas para reconocer y atribuirse sus éxitos. No se asume como un trastorno o enfermedad, pero en la esfera de la psicología se refiere a personas que atribuyen sus logros a factores externos y viven con la sensación de que se engaña a otras personas sobre las habilidades propias.

Afecta al 70% de las personas en alguna etapa de la vida, según un estudio publicado por el International Journal of Behavioral Science. Inicialmente se diagnosticó como un mal exclusivo de las mujeres y años después se asumió que también afectaba a los hombres.

Hace sentido que la inclinación se dé hacia las mujeres; basta voltear a ver los estereotipos sociales actuales que nos etiquetan de ser poco habilidosas intelectualmente, o que la figura y la imagen determinan ciertos roles, o el rechazo a quienes muestran autonomía y liderazgo. Cuando una mujer ocupa un puesto tradicionalmente masculino, aparecen juicios, obstáculos, y acciones que tienden a cuestionar los méritos personales para alcanzar dichas metas con lo que se subestima nuevamente su mérito y valor. Y luego dicen que por qué nos ‘’friqueamos’’.

Parece irónico, pero personalidades a todas luces exitosas como la actriz Meryl Streep, la ex primera dama Michelle Obama, incluso la cantante Jennifer López han confesado sufrir el síndrome del impostor.

Expertos señalan que algunas causas se relacionan con dinámicas familiares rígidas en exigencia y perfeccionismo, pero creo que hay más.

Como sociedad necesitamos abonar a la equidad de género, y deberiamos ser nosotras las mujeres, las primeras impulsoras en romper paradigmas para abrirnos mayores caminos en el terreno profesional y social.

Considero que nuestra tarea (para quienes se identifiquen con esta situación) es aprender a diferenciar los sentimientos de los hechos, cambiar nuestros discursos internos y externos, reconocer las causas, y acentuar nuestras fortalezas. Entrarle aun con miedo, ya que uno de los principales temores que trae consigo el síndrome es el temor al fracaso. Sin error no hay acierto, y el error también nos forja.

Fake It Till You Make It


Verónica Sánchez

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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