Política

La Selva de Concreto

  • La pluma en el mapa
  • La Selva de Concreto
  • Verónica Sánchez

Para los habitantes de la CDMX es cotidiano cruzar la calle mirando hacia ambos lados, y es que el semáforo no basta, muchos autos y motos se pasan el alto y los ciclistas constantemente optan por ir en sentido contrario. Es por ello que desde los más pequeños hasta los adultos mayores desarrollan la gran destreza de torear los autos en las calles de una fascinante y al mismo tiempo caótica ciudad.

He escuchado en varias ocasiones cuando llega un extranjero decirle: ¨ponte abusado¨ para cruzar la calle, porque si hay un accidente se insinúa que es tu culpa; ya que para los citadinos es casi un sello el ser astuto para sobrevivir.

Pero ¿qué pasa con las personas discapacitadas, cuando los autos no respetan el paso peatonal?, ¿qué facilidades hay para ellos? De verdad que esto se convierte en una selva de concreto, donde la supervivencia es cosa de todos los días, y no es algo subjetivo, vayamos a las estadísticas:

De acuerdo con datos de la Secretaría de Movilidad de la CDMX, 420 personas fallecieron por accidentes de tránsito en 2021; la mayor incidencia se presentó entre los peatones, seguido de motociclistas y ciclistas.

A todo esto hay que sumarle el factor estrés, las personas van con mucha prisa, a veces molestos o vulnerables por infinidad de factores ambientales, presiones económicas, situaciones de violencia familiar, el tráfico, largos trayectos, etc, de tal modo que cuando llega el día de descanso, algunos se sienten raros e incluso culpables por estar en casa ¨sin hacer nada¨. También sucede cuando salen de la ciudad y entonces les parece que todo va lento, pero ¿va lento? o ¿es la gente que vive en las grandes urbes que está siempre con los nervios de punta?

El estrés, según expertos, es una reacción psicofisiológica (mente-cuerpo) que despierta fatiga en los sistemas del organismo a tal grado que genera un mal funcionamiento y daños corporales. Un estresor es entendido como un evento que causa estrés, puede ser físico, emocional, intelectual, social, económico o espiritual.

El exceso de estímulos en la capital puede deteriorar nuestro estilo de vida, la actitud de las personas sometidas constantemente a esta sobrecarga tiende a evolucionar hacia un desprecio de las necesidades, intereses y demandas de los otros (empatía).

De ahí la falta de asistencia a otras personas en peligro o dificultad, la poca cortesía en las relaciones interpersonales, las conductas de urbanidad tienden a desaparecer; no se pide disculpa por empujar, no se deja el asiento a personas de edad, y en algunas ocasiones se llega al punto de agresiones físicas.

Después de entrevistar a la psicóloga Aurora Méndez, me dijo que ir a nuestro propio ritmo y encontrar un balance entre ¨el negocio y el ocio¨, es decir, entre el trabajo y el descanso, es una manera de mejorar nuestra salud emocional y física.

Imagínate que estás en la selva y te encuentras con un león, la presión en tu cuerpo se eleva, tu sistema nervioso se altera, tu mente se pone alerta, tu respiración es agitada. ¿Qué pasaría si te encuentras al león todos los días?, vivir alterado nos enferma, y así es el estrés que se vive a diario al intentar sobrevivir en esta gran ciudad, es un peligro tan latente que lo normalizamos.

Por lo tanto, es necesario fortalecer nuestra capacidad de autocontrol, gratitud y gozo del presente. Hacer lo que esté en nuestras manos y lo que nos corresponde, para que esta ciudad fluya mejor. Todos tenemos algo que aportar a esta fascinante e ¡increíble ciudad!

Verónica Sánchez


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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