Aurelio Vázquez Durán lleva 29 años dirigiendo DIN interiorismo, compañía especializada en el diseño de espacios y arquitectura de interiores tanto a nivel residencial como corporativo, comercial y hotelero. En esta última área se ha convertido en referente de la redecoración y construcción de lo que solíamos llamar “hoteles de paso”, considerados hoy en día como “hoteles del amor”, en buena medida gracias a que él modificó, con sus ideas, colores, mobiliarios y amenidades, el concepto de estos sitios.
Recientemente inauguró Quinto Elemento, ubicado en Periférico Sur 2771, Progreso Tizapán, a donde me dirigí acompañada por Aurelio para conocer sus habitaciones, cada una de ellas decorada de diferente manera, teniendo como inspiración a los cuatro elementos.
La idea de tener numerosas posibilidades en un mismo hotel me parece maravillosa, porque yendo al mismo lugar, los amantes podrán tener experiencias radicalmente diferentes, todas enfocadas en generar placer, explorar las posibilidades del cuerpo, de los sentidos y de la curiosidad.
El primer piso está dedicado a la tierra, así que su paleta de color está basada en tonos marrón y verdes. Sus habitaciones están enfocadas en la clase turista, por lo que son más discretas. En ellas, el mueble estelar es el potro del amor, con un nuevo diseño, más curveado y alargado.
El segundo piso tiene que ver con el fuego y es de mis favoritos. La ambientación es en tonos rojizos, con un uso muy bonito de mosaicos. En los cuartos hay un “fajódromo” (nombre con el que Aurelio llama a sus creaciones para facilitar posturas eróticas) que me recuerda a los del Maxíntimo, pero mejorado; es una cama sumergida y con contorno que en su base tiene varias curvaturas que ayudan durante la penetración horizontal.
El agua, representado en los espacios del tercer piso, traslada al huésped a una habitación marítima, con la cama colocada en el centro, frente a la ducha para tener una visión sensual de quien se baña. Aquí, el mueble diseñado es un asiento de color azul con unos tubos sujetadores a los lados y una cabecera delgada. Parece sencillo, pero me imagino una enorme cantidad de posturas a realizarse ahí.
Sin embargo, el “fajódromo” más divertido y multifacético se encuentra en el cuarto piso, con el aire, e integra una serie de tubos suaves de diferentes tamaños, uno junto al otro hasta completar un semicírculo en cuyo interior hay un banco a una altura medianamente elevada. Ahí vislumbro posturas de pie, sentados de un lado o del otro, varias opciones para el sexo oral y se puede explotar también por fuera.
En el quinto piso encontrarán suites grandes de cada elemento e incluso una en donde el agua y el fuego se juntan en una piscina central, para quienes desean hacer pachangas. ¿Y el quinto elemento? Ése eres tú.
http://hotelquintoelemento.mx/
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El famosísimo sillón curve
Aún recuerdo cuando conocí el también llamado “potro del amor” o “sillón tántrico” en una expo erótica hace unos 15 años. Era novedad total, porque a nadie se le había ocurrido diseñar muebles enfocados en el acto erótico. No sé quién lo creó, pero es un o una genio, pues sí sirve para aumentar las posibilidades de sentir placer en todo nuestro cuerpo de maneras difícilmente realizables en una cama.
Con frecuencia me dicen que no sirve o que necesita un instructivo. En algunas habitaciones de hotel colocan un folleto con ilustraciones en donde dan ideas de posturas, pero yo siempre digo que es muy sencillo usarlo, aunque lo que hay que ejercitar para ello es la imaginación.
Por lo regular, un lado está más elevado que el otro, aunque actualmente es posible encontrarlos de diversas alturas, algunos más cuadrados, otros más alargados, pero siempre con su estilo clásico. Cada parte se puede usar, no solamente para que uno/una esté acostado y el otro o la otra encima. En los extremos se puede sentar el hombre para la penetración, buscando la altura que mejor se acomoda a los genitales de su pareja. La sensación será diferente si quien está de pie se recarga en una pared, se sujeta a algo (hay habitaciones con sujetadores) o mantiene el equilibrio.
Quien esté acostado puede recibir sexo oral de diversas maneras, siendo sencillo y hasta divertido entrarle al 69. Quien no esté acostado/a, puede hincarse, sentarse, subirse, ponerse de un lado o del otro. La penetración con los dos mirando hacia el techo se facilita en esos sillones curve que tiene algo para sostenerse en sus paredes laterales.
Este mueble nunca pasará de moda. Las y los invito a que descubran sus deliciosas posibilidades.
@draverotika
FB: La Doctora Verótika