Temerariamente en México se jugó con la esperanza de ser poco vulnerables ante el covid-19 y se creyó que lo podríamos burlar sin grandes esfuerzos. Cuando ya en otros países se había documentado bien lo peligroso que era, aquí, animados por las autoridades, le dimos el avión al problema un buen rato más. Siguieron las fiestas, los conciertos, las bodas, los eventos. Brilló por su ausencia la falta de protocolos en los lugares públicos y hubo mensajes opuestos entre distintas autoridades. Desde la cabeza del Estado mexicano se minimizó lo que venía y se postergaron, lo más posible, las medidas que finalmente acabamos por aceptar. Fue tal la confusión en esos días que la interpretación popular del problema llegó a niveles absurdos. Llegué a leer, más no a creer, que todo era una conspiración gringa, china o rusa para jugar con los mercados. Que era un virus inventado por laboratorios al servicio de grupos extraños para acabar con los viejitos y ahorrarse o robarse sus pensiones. Perdimos un tiempo precioso cuando al mal paso de las medidas drásticas debimos darle prisa. Y aquí estamos, siguiendo el tablero del número de contagios y difuntos para saber si como país exageramos o no el abordaje del problema.
Justo revisaba el tablero de Worldometer - Real Time World Statistics- cuando me topo con el caso de Vietnam, un país de 95 millones de habitantes cuyo gobierno no dejó ninguna medida en manos del azar. Debo decir que en Vietnam no andan consultando a ver qué prefiere el ciudadano. Su régimen es autoritario y en materia de emergencia sanitaria no preguntan, actúan. Tiene su lado negativo, muy probablemente insoportable para los mexicanos, pero cuando se trata de asumir que son el gobierno, gobiernan.
Van los datos: Vietnam no registra un solo muerto por covid-19 pese a compartir 1,400 km de frontera con China. Al día de hoy el total de casos es de 270 personas. ¿Cómo lo lograron? Se evitaron el inútil paso de la negación. En cuanto vieron lo que estaba sucediendo en China tomaron de manera drástica las medidas necesarias, emitieron un discurso claro y uniforme con respecto al virus, asumieron su peligrosidad y la urgente necesidad de tomarlo en serio de manera inmediata. Tan temprano como finales de enero cerraron sus aeropuertos y dejaron de recibir vuelos desde China. Desde principios de febrero fue obligatorio el uso de cubre boca y las medidas de sana distancia que promovieron mediante una puntual y directa campaña de comunicación social. Llevaron un registro estricto de quienes habían entrado al país e hicieron obligatoria la cuarentena desde marzo, en particular en las regiones donde hubo brotes. Cada etapa de la pandemia ha sido acompañada por una creativa, incansable y eficaz campaña de comunicación de parte del gobierno. Bancos, tiendas, clínicas, empresas, espacios públicos, tuvieron que implementar y seguir protocolos muy claros y obligatorios. El departamento de salud produjo kits de pruebas y las puso a disposición de todo el país con un costo de 25 dólares y una entrega de resultados en 90 minutos. Miles y miles de pruebas les fueron dando una radiografía inmediata del movimiento del virus. Las medidas y sanciones para quien mienta u oculte datos son severas, desde multas a cárcel. Creo que la opción de morirte ahogado haciendo cola en un hospital es mucho peor. Vietnam se prepara para levantar la cuarentena este jueves.