¿Qué significan las decisiones que hace dos semanas anunció mediante un inesperado decreto Rocío Nahle, en el cual se cierra el paso al crecimiento de las energías limpias de generación de luz para regresar a la quema de combustóleo, el residuos sucio saturado de azufre sobrante de la refinación y que por prohibiciones internacionales México ya no le puede vender a nadie, excepto así mismo? La meta de ese decreto es acotar a las industrias privadas de generación de energía, aunque sea más barata, para aumentar las ventas de la luz que produce CFE, aunque la luz que genere sea más cara y sucia. Ya desde antes de este decreto los recibos de luz han empezado a llegar más caros, pues CFE al final fija precios. Con estos cambios el aumento de los recibos se sostendrá. Reincidir en las energías fósiles argumentando defender la soberanía y la autonomía energética del país no me parece una razón convincente, ya que la autonomía y la soberanía de una nación no dependen de que sea el estado el que produzca todo, sino más bien se defienden con una buena regulación y rectoría sobre las actividades múltiples de una país, ejercidas de manera puntual y enérgica desde un estado fuerte y bien organizado. Hoy el estado está cada vez más debilitado debido a los drásticos recortes que lo pueden llevar a la parálisis.
Víctor Ramírez Florencio, especialista en materia energética y vocero de Plataforma México Clima y Energía me ha aclarado algunas dudas con respecto a los impactos del decreto: "Hay más capacidad de producir energía de la que requiere en este momento en el sistema. Se producen 80MW y sobran 30 ¿Eso es malo? No, porque de lo que se trata es de que se entreguen los MW más baratos, los restantes solo se reciben cuando se necesiten". El problema es que los más caros y sucios son los que produce CFE. El dejar que los 30 MW de CFE se generen mediante el decrete encarecerá el sistema eléctrico (20 USD/MWh de eólica contra 100 USDh/MWh de combusóleo). La ley actual obligaba a la Conamer, la instancia que regula la compra de energía, a favorecer la compra de luz más barata. Eso quedó evaporado en el sorprendente decreto que acabará objetado en tribunales internacionales. Una serie de amparos interpuestos por las empresas afectadas ya han impedido que se detengan las pruebas para que puedan entrar en operación
De implementarse el decreto, se abre paso al consumo de la energía más cara y sucia y la diferencia en el costo la vamos a pagar todos los mexicanos. El dinero que pierda CFE lo pagará la ciudadanía de una u otra manera. Si esta medida llega a ser definitiva, nos volverá menos competitivos como país, ya que al tener costos de luz más altos, todo lo que hagamos será más caro. A cambio se dejarán de hacer otras cosas que el país necesita, como mejorar escuelas, hospitales, etcétera. Este decreto nos llevará al incumplimiento de los acuerdos de París para 2024, en los que México firmó el compromiso de reducir el uso de combustibles fósiles. El decreto, si se sostiene, nos regresa a la retaguardia en la producción de energías limpias, para las cuales México tiene una gran vocación.