Mañana publicará el INEGI el indicador oportuno del PIB. Que la economía mexicana no está creciendo no es sorpresa. Todos los indicadores que dan pistas sobre el crecimiento de la economía mexicana durante el tercer trimestre del año apuntan hacia el estancamiento o incluso números ya en terreno negativo. El 2.5% de crecimiento promedio de los últimos años, tan criticado por su mediocridad, suena a una tasa de crecimiento aspiracional en estos momentos.
Quizás el indicador más relevante que tengamos hasta el momento es el IGAE. De acuerdo al IGAE más reciente, el de agosto, la actividad económica creció únicamente 0.1% frente a julio. Las actividades terciarias, en las que centra alrededor del 64% de la economía mexicana, no se movieron, su tasa de cambio fue 0%. En la comparación anual, el IGAE de agosto disminuyó 0.4% frente al mismo mes de 2018 y las actividades terciaras —los servicios— retrocedieron 0.1%. El IGAE lleva seis meses ubicado en el mismo rango, entre 112.8 y 112.9 puntos, mostrando ya un evidente estancamiento de la economía.
La información de la balanza comercial de mercancías de septiembre va en el mismo sentido al mostrar una desaceleración tanto en las exportaciones como en las importaciones. Dentro de toda la información que da la balanza comercial vale la pena detenerse en el segundo componente. Las importaciones disminuyeron 1.8% frente a agosto y 0.5% frente a septiembre del año pasado. Las importaciones de bienes de consumo han disminuido en lo que va del año 3.6% frente al mismo periodo de 2018. Quizás la disminución en las importaciones de bienes de capital sea lo que señale más claramente el estancamiento. Únicamente en septiembre este rubro disminuyó 13.5% frente a agosto y la disminución en los primeros nueve meses del año alcanza 9%. No se están importando los insumos para producir.
La semana pasada escuché al secretario de Hacienda, Arturo Herrera, hablar de la situación económica del país. Al hacer referencia al estancamiento dijo básicamente que era una cuestión cíclica, que en México se crecía poco históricamente y que las bajas tasas de crecimiento recientes eran resultado de una disminución paulatina que llevaba ya algunos años. A pesar de que excluyó de su presentación los datos de inversión correspondientes a 2019, al hablar sobre la disminución que ha tenido la inversión en los últimos meses dijo explícitamente que era consecuencia de la volatilidad financiera internacional y los conflictos comerciales emprendidos por Estados Unidos. No hubo en su discurso un solo elemento de autocrítica ni de reflexión. De acuerdo a Herrera, nada es atribuible a factores locales.
A pesar de que en su discurso habló de las diferencias entre las políticas de corto y de largo plazo, no presentó ninguna visión de futuro de la economía mexicana. Sí habló de la desigualdad de ingresos y de la disparidad regional, sugiriendo que atender ambas era un tema prioritario de esta administración. Sin embargo, se quedó en los lugares comunes más propios de una campaña que de una administración ya en funciones.
Como en otros ámbitos, quedó claro que en lo económico tampoco hay estrategia. Más que cíclico, el estancamiento parece estructural.
@ValeriaMoy