Negocios

No, no es solo por el coronavirus

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Que la economía está pasando un momento muy complejo no es ninguna novedad. Las crisis con las que compararemos la actual son más cercanas a la observada en México en 1932 que cualquiera de las más recientes, y vaya que hay material para comparar. Cuando pase el tiempo y se explique lo sucedido este año y los errores en la política económica implementada no se deberán de perder de vista las condiciones que existían en la economía mexicana antes de la llegada del virus.

Quizás el indicador que mejor capture las perspectivas que se tienen del desarrollo económico de un país sea la inversión. Con los datos de oferta y demanda agregada publicados por el INEGI, en el primer trimestre de este año, la inversión total en México representó 19.6% del PIB, el porcentaje más bajo observado de los últimos 17 años. Un país con el nivel de desarrollo económico como el de México debería tener una inversión alrededor del 25% del PIB. México llevaba varios años acercándose a esa meta, pero sin alcanzarla.

Por esa razón, la inversión —como el PIB— se convirtió en una promesa de campaña durante 2018. Así como se nos prometía crecer a tasas de 6%, se prometió también incrementar la inversión en cinco puntos porcentuales del PIB. Eso cinco puntos del PIB equivalen a un billón 216 mil 677 millones de pesos en términos nominales. Con esos números queda claro que prometer es fácil, cumplir será lo difícil. Entender que la inversión no se genera por decreto, aunque pareciera evidente, ha resultado más complicado aún y el colmo ha sido pensar que la inversión llegará, aunque se le trate a patadas. Justo eso es lo que ha pasado en los meses que lleva este gobierno.

Cuando el presidente López Obrador empezó su gestión, la inversión total representaba 21.7% del PIB. De ese porcentaje, 18.3% correspondía a inversión privada y 3.4% a pública. Los datos publicados el viernes muestran que la inversión privada se ha contraído a 17.1% del PIB y la pública a 2.5%. La formación bruta de capital fijo no ha hecho más que disminuir consistentemente desde el primer trimestre de 2019. En los primeros tres meses de este año disminuyó 9.5%. Va en caída libre.

La caída ha sido resultado de las malas decisiones en materia económica tomadas empezando por la cancelación del aeropuerto; la forma y el fondo de esa decisión ahuyentarían a cualquiera que quisiera invertir en México. Pero eso fue solo el inicio. Al poco tiempo empezó el conflicto con las empresas de gasoductos al cambiarles las reglas del juego, seguido de la cancelación de la planta cervecera en Mexicali y de las medidas contrarias a la competencia en el mercado energético. No solo han sido las cancelaciones o el cambio en las reglas del juego lo que ha asustado a la inversión, también la necedad ha jugado un factor, como lo señala el más reciente índice de confianza de IED de Kearney. La obsesión en desperdiciar recursos públicos en obras de dudosa rentabilidad, alto costo y completo desdén por el medio ambiente manda pésimas señales.

Así que antes de echarle la culpa al nuevo coronavirus del desastre económico con el que el país terminará este año, habrá que voltear la mirada unos meses antes de que llegara el bicho. Los números, los datos, la evidencia estarán ahí.

@ValeriaMoy

Google news logo
Síguenos en
Valeria Moy
  • Valeria Moy
  • @ValeriaMoy
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.