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El daño está hecho

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Festejo que no se haya concretado la amenaza del presidente Trump de imponer aranceles a las importaciones que hace Estados Unidos de México. Sin embargo, esta es solo una de las amenazas a las que nuestro país se verá sujeto durante, mínimo, los siguientes dos años.

El presidente de Estados Unidos siguió el guion que siempre usa al negociar. Primero amenaza, desconcierta y luego negocia. Su estrategia ha sido exitosa. No importa si revolvió peras con manzanas, si mezcló migración con aranceles, si dañó una relación de por sí complicada. México cedió —no tenía muchas opciones—, y evitó una medida en principio unilateral que podría haber tenido consecuencias dañinas para la economía de ambos países.

Sin embargo, con o sin aranceles, el daño está hecho. Las tarifas de 5% a todas las importaciones que hace Estados Unidos de México tendrían, sí, un impacto económico. Una fracción de ese impuesto se iría a los consumidores norteamericanos, quizás con un efecto casi imperceptible, y otra parte la asumirían los productores mexicanos. Es evidente señalar que si este arancel se hubiera aplicado de forma incremental el impacto negativo sobre la economía mexicana la podría haber llevado al borde de una recesión con una depreciación sustancial del peso. Pero ese no sería su único efecto.

A pesar de haber librado los aranceles en esta ocasión, el presidente Trump nos mostró que la relación comercial entre ambos países depende, en gran medida, de su voluntad. El tratado de libre comercio vigente, el TLCAN, ha funcionado porque ha dado, a lo largo del tiempo, la certidumbre legal necesaria para que la inversión nacional y extranjera prospere, para que madure y dé resultados. Lo que Trump nos exhibió es que, bajo el pretexto de la seguridad nacional, dadas las facultades que él tiene en esa materia, ningún acuerdo comercial será suficiente. Cuando Estados Unidos impuso aranceles al acero y al aluminio y amenazó con ponerlos a los automóviles importados, México se encontraba en medio del proceso de renegociación e insistió en ese momento en agregar una carta paralela al nuevo tratado en el que los coches mexicanos estarían exentos de aranceles incluso si Estados Unidos aplicara la cláusula de seguridad nacional. El presidente de EUA ha dejado claro que él la usará como amenaza cuando así convenga a sus intereses. Trump ensombreció con incertidumbre la claridad de los acuerdos comerciales. La inversión tendrá que ser más cautelosa.

No hay que olvidar la forma y el momento en el que se dio la amenaza. Llegó el mismo día que Trump presentó al Congreso de su país los documentos necesarios para seguir con el proceso para la aprobación del nuevo acuerdo comercial. Una semana después, mientras en México festejábamos la no-imposición de los aranceles, Trump amedrentaba en Tuiter que los pondría si México no cumplía su parte del acuerdo, acuerdo por demás ambiguo.

Espero que todos tengamos claro —incluyendo desde luego al equipo negociador mexicano, a la secretaria de Economía, al canciller, al presidente— que la amenaza sigue ahí. No se impusieron aranceles esta semana, pero pueden llegar en cualquier momento. Supongo que la estrategia para responder ya se está preparando.

@ValeriaMoy

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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